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Hechos 8:5 - Biblia Castilian 2003

5 Felipe bajó a la ciudad de Samar a y les predicaba a Cristo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Felipe, por ejemplo, se dirigió a la ciudad de Samaria y allí le contó a la gente acerca del Mesías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Así Felipe anunció a Cristo a los samaritanos en una de sus ciudades adonde había bajado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y Felipe, bajando a una° ciudad de Samaria, les predicaba al Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo.

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Hechos 8:5
18 Referans Kwoze  

sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.


Salimos al d a siguiente y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y nos quedamos con él.


Y no cesaban de ense ar y anunciar el evangelio de Cristo Jesús todos los d as en el templo y por las casas.


Le pareció bien a toda la asamblea la proposición y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Esp ritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioqu a.


Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel d a una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samar a, a excepción de los apóstoles.


Un ángel del Se or habló a Felipe y le dijo: 'Levántate y ve hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza por el desierto'.


Corrió Felipe a su lado y oyó que iba leyendo al profeta Isa as. Y le dijo: '¿Crees que entiendes lo que vas leyendo?'.


Felipe se encontró en Azoto; de paso, fue evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.


Viendo y oyendo las se ales que hac a, toda la gente prestaba atención a la predicación de Felipe,


y en seguida predicaba en las sinagogas a Jesús, diciendo que éste era el Hijo de Dios.


Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los jud os; necedad para los gentiles;


pues me propuse no saber entre vosotros otra cosa que a Jesucristo; y éste, crucificado.


Por lo que se refiere al fundamento, nadie puede poner otro sino el que ya está puesto: Jesucristo.


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