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Hechos 28:16 - Biblia Castilian 2003

16 Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Una vez que llegamos a Roma, a Pablo se le permitió hospedarse en un alojamiento privado, aunque estaba bajo la custodia de un soldado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Llegados a Roma, el capitán entregó los presos al gobernador militar, pero dio permiso a Pablo para alojarse en una casa particular con un soldado que lo vigilara.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir aparte,° con un soldado que lo custodiaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.

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Hechos 28:16
18 Referans Kwoze  

Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia.


El d a siete del mes quinto, es decir, el a o diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nebuzardán, jefe de la guardia, servidor del rey de Babilonia, entró en Jerusalén.


Tiraron entonces de Jerem as con las cuerdas y lo subieron de la cisterna. Jerem as quedó en el patio de la guardia.


El jefe de la escolta tomó a Jerem as y le dijo: 'Yahveh, tu Dios, hab a predicho esta desgracia contra este lugar.


All encontró a un jud o llamado Áquila, originario del Ponto, recién llegado de Italia con su mujer Priscila, porque Claudio hab a decretado que fueran expulsados de Roma todos los jud os. Se unió a ellos


Tras estos sucesos, se propuso Pablo atravesar Macedonia y Acaya y dirigirse a Jerusalén; porque se dec a: 'Después de estar all, conviene que visite también Roma'.


de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de la región de Libia que está junto a Cirene, los peregrinos romanos,


A la noche siguiente, se le apareció el Se or y le dijo: '¡Ánimo! Como has dado testimonio de m en Jerusalén, tienes que darlo también en Roma'.


Y ordenó al centurión que Pablo siguiera bajo custodia, pero que disfrutara de cierta libertad y que no se impidiera a ninguno de los suyos prestarle servicios.


Al d a siguiente tocamos tierra en Sidón; Julio se portó amablemente con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y recibir sus atenciones.


dijo Pablo al centurión y a los soldados: 'Si ésos no se quedan en la nave, vosotros no podréis salvaros'.


Pero el centurión, deseando salvar a Pablo, impidió su propósito y ordenó a los que sab an nadar que se tiraran los primeros y salieran a tierra;


La mujer que viste es aquella gran ciudad, la que tiene imperio sobre los reyes de la tierra'.


Llega la hora de entender con sabidur a. Las siete cabezas son siete colinas, sobre las que está sentada la mujer. Y son siete reyes:


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