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Hechos 26:18 - Biblia Castilian 2003

18 a fin de que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, y alcancen la remisión de los pecados y tengan parte en la herencia de los que han sido santificados por la fe en m '.

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Biblia Reina Valera 1960

18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Tú les abrirás los ojos para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios: creyendo en mí se les perdonarán los pecados y compartirán la herencia de los santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 a fin de que abras sus ojos, para que vuelvan° de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban,° por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 a fin de que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, y alcancen la remisión de los pecados y tengan parte en la herencia de los que han sido santificados por la fe en mí'.

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Hechos 26:18
90 Referans Kwoze  

Destápame los ojos y que vea los misterios de tu ley.


el Se or, el que a los ciegos da la vista, el Se or, el que pone en pie a los ca dos, el Se or, el que ama al justo,


Oirán aquel d a las palabras del libro los sordos, y sin tiniebla ni oscuridad los ojos de los ciegos verán.


No se cegarán los ojos de los videntes, los o dos de los oyentes atenderán.


Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los o dos de los sordos se abrirán;


Guiaré a los ciegos por camino que ignoran, por senderos desconocidos los encaminaré. Cambiaré ante ellos la oscuridad en luz, y lo escabroso en llanura. Éstas son las cosas que haré y no las abandonaré.


para abrir los ojos a los ciegos, para sacar del calabozo al prisionero, de la cárcel a los que moran en oscuridad.


Sacad al pueblo ciego, aunque tiene ojos, y a los sordos, aunque tienen o dos.


'No basta con que seas mi siervo, para levantar a las tribus de Jacob y hacer volver a los preservados de Israel. Voy a hacerte luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra'.


Multiplicaste el contento, acrecentaste la alegr a; se alegraron delante de ti como se alegran en la siega, como se regocijan los que se reparten el bot n.


Entonces le responde Jesús: 'Ret rate, Satanás, porque escrito está: Al Se or tu Dios adorarás y a él solo darás culto'.


El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; para aquellos que yac an en región y sombra de muerte una luz amaneció.


para dar a su pueblo el conocer la salvación, mediante el perdón de sus pecados.


para iluminar a los que yacen en tinieblas y sombra de muerte, y enderezar nuestros pasos por la senda de la paz'.


luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel'.


Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras


y que en su nombre hab a de predicarse la conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


El esp ritu del Se or está sobre m, porque me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar a los cautivos libertad y recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos,


Conságralos en la verdad, tu palabra es verdad.


Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


Jesús le respondió: 'Si conocieras el don de Dios: quién es el que te dice 'dame de beber', ser as tú la que le habr as pedido y él te habr a dado agua viva'.


pero el que beba del agua que yo le daré, ya no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le daré se convertirá, dentro de él, en manantial de agua que brote para vida eterna'.


Jesús les habló de nuevo: 'Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'.


Jesús dijo: 'Yo he venido a este mundo para que se cumpla una decisión: para que los que no ven, vean; y los que ven, se queden ciegos'.


Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo'.


Todos los profetas le dan testimonio de que por su nombre obtiene la remisión de los pecados todo el que cree en él'.


Porque as nos lo ha ordenado el Se or: Voy a hacerte luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta los con fines de la tierra'.


y no hizo diferencia alguna entre nosotros y ellos a la hora de purificar sus corazones por la fe.


Pedro les respondió: 'Convert os, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Esp ritu Santo;


proclamando solemnemente a jud os y a griegos la conversión a Dios y la fe en nuestro Se or Jesús.


Ahora os dejo encomendados al Se or y a la palabra de su gracia, que tiene poder para edificar y concederos la herencia con todos los santificados.


A partir de entonces, no fui desobediente, rey Agripa, a la visión celestial,


que el Cristo habr a de padecer, que ser a el primero en resucitar de entre los muertos y que anunciar a la luz al pueblo y a las naciones'.


Arrepent os, pues, y convert os, para que sean borrados vuestros pecados,


A éste lo ha exaltado Dios a su diestra como pr ncipe y salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de los pecados.


Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo, puesto que padecemos con él y as también con él seremos glorificados.


a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, a los llamados a ser santos junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Se or Jesucristo, Se or de ellos y nuestro:


De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabidur a, como también justicia, santificación y redención.


en aquellos incrédulos cuya mente obcecó el dios de este mundo, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.


Porque Dios que dijo: 'De entre las tinieblas brille la luz', Él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.


No os unzáis con los infieles a un yugo desigual. Pues, ¿qué relación cabe entre la justicia y la impiedad? ¿Qué tiene de común la luz con las tinieblas?


Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en m. Y respecto del vivir ahora en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a s mismo por m.


Y esto, para que la bendición de Abrahán llegue en Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Esp ritu.


Sólo esto quiero saber de vosotros: ¿recibisteis el Esp ritu por las obras de la ley o por la aceptación de la fe?


En él mismo hemos sido también agraciados con la herencia, predestinados - según el previo decreto del que lo impulsa todo conforme a la decisión de su voluntad -


el cual es arras de nuestra herencia, para la redención del pueblo que Dios adquirió para s, para alabanza de su gloria.


para que, iluminados los ojos de [vuestro] corazón, sepáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia en el pueblo santo,


En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según la riqueza de su gracia,


Pues por la gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no proviene de vosotros: es don de Dios;


que están entenebrecidos en su pensamiento, ajenos a la vida de Dios a causa de la ignorancia que hay en ellos, derivada del endurecimiento de su corazón;


Y no tengáis parte en las obras infructuosas de las tinieblas, sino todo lo contrario, denunciadlas.


Por eso se dice: 'Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y brillará sobre ti Cristo'.


En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Se or. Andad, pues, como hijos de luz


porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, con los seres espirituales de la maldad que están en las alturas.


y recuperen el buen sentido, libres de las redes del diablo, que los hab a capturado vivos para hacer su voluntad.


Y en virtud de esta voluntad, quedamos consagrados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.


As, con una sola ofrenda, ha perfeccionado para siempre a los consagrados.


Y sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.


Por eso, él es mediador de una nueva alianza, para que, habiendo intervenido una muerte que redime de los pecados cometidos durante la primera alianza, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.


Escuchad, hermanos m os queridos: ¿no eligió Dios a los pobres según el mundo para ser ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman?


para una herencia incorruptible, pura e inmarchitable, reservada en el cielo para vosotros,


Estabais extraviados como ovejas, pero ahora os habéis vuelto al pastor y obispo de vuestras almas.


Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.


Si confesamos nuestros pecados, fiel es y justo para perdonarnos los pecados y para purificarnos de toda iniquidad.


Os escribo, hijitos, porque por su nombre se os han perdonado los pecados.


El que comete pecado del diablo es, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo.


Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero está sometido al Maligno.


Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados, amados en Dios Padre y guardados en Jesucristo:


Nada impuro entrará en ella, ni tampoco los que cometen abominación o falsedad, sino sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.


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