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Hechos 26:10 - Biblia Castilian 2003

10 Y lo hice en Jerusalén; encerré a muchos de los fieles en la cárcel, con autorización que recib a de los pont fices. Cuando se los condenaba a muerte, yo daba mi voto contra ellos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Por cierto, eso fue justo lo que hice en Jerusalén. Con la autorización de los sacerdotes principales, hice que muchos creyentes de allí fueran enviados a la cárcel. Di mi voto en contra de ellos cuando los condenaban a muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Así lo hice en Jerusalén con los poderes que me dieron los jefes de los sacerdotes: hice encarcelar a muchos creyentes, y cuando eran condenados a muerte, yo di también mi voto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 lo cual, en efecto, hice en Jerusalem, pues luego de recibir autorización de parte de los principales sacerdotes, no sólo encerré yo en cárceles a muchos de los santos, sino que deposité la piedrecita° en contra cuando los mataban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y lo hice en Jerusalén; encerré a muchos de los fieles en la cárcel, con autorización que recibía de los pontífices. Cuando se los condenaba a muerte, yo daba mi voto contra ellos.

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Hechos 26:10
17 Referans Kwoze  

Ellos, en cambio, van con los santos de la tierra, con los potentes de todas sus querencias:


lo arrastraron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo.


Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel d a una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samar a, a excepción de los apóstoles.


Saulo, por su parte, devastaba la Iglesia: entraba de casa en casa, apresaba hombres y mujeres y los met a en la cárcel.


Todos los que le o an se maravillaban y dec an: 'Pero ¿no es éste el que arrasaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y no hab a venido aqu expresamente a lo mismo, para llevárselos presos ante los pr ncipes de los sacerdotes?'.


Llegado a Jerusalén, intentaba unirse a los disc pulos; pero todos le tem an y no cre an que fuera disc pulo.


Pedro, que recorr a todos aquellos lugares, llegó hasta los fieles que habitaban en Lida.


Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.


pues yo soy el menor de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque persegu a la Iglesia de Dios.


Ya o steis hablar de mi conducta anterior cuando estaba en el juda smo: con qué encarnizamiento persegu a a la Iglesia de Dios y la asolaba;


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, al pueblo santo, a los fieles en Cristo Jesús [que están en Éfeso]:


Vi que la mujer estaba ebria de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús. Su visión me dejó estupefacto.


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