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Hechos 20:25 - Biblia Castilian 2003

25 Mirad: yo sé que no veréis más mi rostro ninguno de vosotros, entre los que pasé predicando el reino.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 »Y ahora sé que ninguno de ustedes, a quienes les he predicado del reino, volverá a verme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Ahora sé que ya no me volverán a ver todos ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros entre quienes pasé predicando el reino,° volverá a ver mi rostro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Mirad: yo sé que no veréis más mi rostro ninguno de vosotros, entre los que pasé predicando el reino.

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Hechos 20:25
13 Referans Kwoze  

Id y predicad que el reino de los cielos está cerca.


Cuando alguien oye la palabra del reino sin profundizarla, viene el Malo y arrebata lo sembrado en su corazón; éste representa lo sembrado al borde del camino.


Entonces les dijo: 'Por eso todo escriba convertido en disc pulo del reino de los cielos se parece a un due o de casa que saca de su almacén lo nuevo y lo viejo'.


Desde entonces comenzó Jesús a predicar: 'Convert os; porque el reino de los cielos está cerca'.


Recorr a toda Galilea, ense ando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia.


La ley y los profetas llegan hasta Juan. A partir de ah se anuncia el evangelio del reino de Dios, y cada uno entra en él a viva fuerza.


Jesús le replicó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, vete a anunciar el reino de Dios'.


sumamente entristecidos, sobre todo por lo que hab a dicho de que ya no volver an a ver su rostro. Y le fueron acompa ando hasta el barco.


predicando el reino de Dios y ense ando lo que se refiere al Se or Jesucristo con toda valent a y sin estorbos.


Pero cuando empezaron a creer en Felipe, que les anunciaba el evangelio sobre el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.


Pero ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones, y teniendo, además, desde hace muchos a os, vivos deseos de llegar hasta vosotros,


las iglesias de Cristo de Judea no me conoc an personalmente.


Pues quiero que sepáis qué clase de batalla estoy librando por vosotros, por los de Laodicea y por cuantos no me han conocido personalmente,


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