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Hechos 19:10 - Biblia Castilian 2003

10 As lo hizo durante dos a os, de forma que todos los habitantes de Asia, tanto jud os como griegos, oyeron la palabra del Se or.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Esto continuó los siguientes dos años, de modo que gente de toda la provincia de Asia —tanto judíos como griegos— oyó la palabra del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Hizo esto durante dos años, de tal manera que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como griegos, pudieron escuchar la Palabra del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y esto sucedió por dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, tanto judíos como griegos, oyeron° la palabra del Señor.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Así lo hizo durante dos años, de forma que todos los habitantes de Asia, tanto judíos como griegos, oyeron la palabra del Señor.

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Hechos 19:10
23 Referans Kwoze  

Al ver el procónsul lo sucedido abrazó la fe, maravillado de la doctrina del Se or.


Habiéndoles impedido el Esp ritu Santo predicar la palabra en Asia, cruzaron Frigia y la región de Galacia,


Y se quedó all durante un a o y seis meses, ense ándoles la palabra de Dios.


Todos los sábados disertaba en la sinagoga, tratando de persuadir tanto a jud os como a griegos.


As crec a y se fortalec a de forma poderosa la palabra del Se or.


Envió, pues, a Macedonia a dos de sus colaboradores, Timoteo y Erasto, mientras él permaneció algún tiempo en Asia.


Entró Pablo en la sinagoga y habló con entereza, por espacio de tres meses. Discut a sobre el reino de Dios e intentaba convencerlos.


Partos, medos, elamitas, los habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia,


Cuando llegaron, les dijo: 'Vosotros sabéis muy bien cómo me he portado con vosotros todo el tiempo, desde el primer d a que puse el pie en Asia,


As, pues, vigilad, recordando que, a lo largo de tres a os, ni de noche ni de d a cesé de aconsejar con lágrimas a cada uno en particular.


Surgieron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, oiriundos de Cirene y Alejandr a, de Cilicia y de Asia, que disputaban con Esteban,


Porque no me avergüenzo del evangelio, ya que es poder de Dios para salvar a todo el que cree: tanto, y en primer lugar, al jud o, como también al griego.


Pues no hay diferencia entre jud o y griego, ya que uno mismo es el Se or de todos, que prodiga sus riquezas para con todos los que lo invocan;


Pero pregunto: ¿es que no han o do? ¡Claro que s ! Por toda la tierra se difundió su voz, y hasta el fin del universo llegaron sus palabras.


Ya no hay jud o ni griego; ya no hay esclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.


donde no hay ya griego ni jud o; circuncisión ni incircuncisión; bárbaro, escrita, esclavo, libre; sino que Cristo es todo en todos.


Ya sabes que todos los de Asia me han abandonado, entre ellos Figelo y Hermógenes.


Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos que viven como peregrinos en la diáspora, en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos,


que dec a: 'Escribe en un rollo lo que vas a ver y env alo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea'.


Juan, a las siete iglesias de Asia: gracia y paz a vosotros de parte de aquel que es, que era y que ha de venir, de parte de los siete esp ritus que están ante su trono


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