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Hechos 18:7 - Biblia Castilian 2003

7 Y marchándose de all, se fue a la casa de un tal Ticio Justo, temeroso de Dios, que viv a contiguo a la sinagoga.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces salió de allí y fue a la casa de Ticio Justo, un gentil que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pablo cambió de lugar y se fue a la casa de un tal Tito Justo, de los que temen a Dios, que estaba pegada a la sinagoga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y saliendo de allí, entró en casa de uno llamado Ticio° Justo, temeroso de Dios, cuya casa estaba junto a la sinagoga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Y marchándose de allí, se fue a la casa de un tal Ticio Justo, temeroso de Dios, que vivía contiguo a la sinagoga.

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Hechos 18:7
9 Referans Kwoze  

Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; sino que al hombre temeroso de Dios y cumplidor de su voluntad, a ése es a quien escucha.


piadoso y temeroso de Dios, él y toda su familia, que hac a muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente.


Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, muy bien considerado por todo el pueblo de los jud os, recibió de un ángel santo la orden de conducirte a su casa y de escuchar tus palabras'.


A la salida, les rogaban que el sábado siguiente volvieran a hablarles de estas cosas.


Y disuelta la reunión, muchos de los jud os y de los prosélitos piadosos acompa aron a Pablo y a Bernabé, los cuales, conversando con ellos, trataban de persuadirles a mantenerse fieles a la gracia de Dios.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Una de ellas, por nombre Lidia, traficante en púrpuras, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, nos escuchaba atentamente y el Se or le abrió el corazón para aceptar lo que Pablo dec a.


Algunos de entre ellos quedaron convencidos y se unieron a Pablo y a Silas, as como una gran muchedumbre de prosélitos griegos y no pocas mujeres principales.


y de Jesús, que también se llama Justo. Éstos son los únicos de la circuncisión que han trabajado conmigo por el reino de Dios y han sido para s un verdadero consuelo.


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