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Hechos 16:26 - Biblia Castilian 2003

26 De repente sobrevino un gran terremoto que hizo temblar los cimientos de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y a todos se les soltaron los grilletes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 De repente, hubo un gran terremoto y la cárcel se sacudió hasta sus cimientos. Al instante, todas las puertas se abrieron de golpe, ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Repentinamente hubo un gran terremoto, hasta tal punto que fueron sacudidos los cimientos de la cárcel, y al instante todas las puertas fueron abiertas, y las cadenas de todos fueron soltadas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 De repente sobrevino un gran terremoto que hizo temblar los cimientos de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y a todos se les soltaron los grilletes.

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Hechos 16:26
15 Referans Kwoze  

Partió y halló el cadáver tendido en el camino; junto al cadáver segu an inmóviles el asno y el león. El león no hab a devorado el cadáver ni despedazado al asno.


Él observa desde su santa altura, el Se or desde los cielos mira la tierra,


el que cumple su promesa por los siglos, el que hace justicia al oprimido y da pan al hambriento. El Se or es el que libra al prisionero,


Para el huérfano un padre, para la viuda un vengador, tal es el Se or en su morada santa.


Que a tu presencia llegue el llanto del cautivo y, conforme a la grandeza de tu brazo, salva a los condenados a la muerte.


para abrir los ojos a los ciegos, para sacar del calabozo al prisionero, de la cárcel a los que moran en oscuridad.


El esp ritu de Yahveh está sobre m, pues Yahveh me ha ungido. Para dar la buena nueva a los humildes me envió, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar a los cautivos libertad, a los prisioneros amnist a,


De pronto se produjo un gran terremoto; porque un ángel del Se or bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella.


Atravesaron la primera y la segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, que se les abrió por s misma. Salieron fuera, recorrieron un trozo de calle y, de pronto, el ángel se apartó de él.


En esto se presentó un ángel del Se or y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.


Mientras as oraban, retembló el lugar donde estaban reunidos y, llenos todos del Esp ritu Santo, proclamaban con valent a la palabra de Dios.


Pero, durante la noche, un ángel del Se or abrió las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:


En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo.


Cuando abrió el sexto sello, vi sobrevenir un gran terremoto, el sol se volvió negro como un tejido de crin, la luna, toda ella se volvió de sangre


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