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Hechos 13:45 - Biblia Castilian 2003

45 Pero al ver los jud os la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradec an con injurias las afirmaciones de Pablo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

45 Cuando algunos judíos vieron las multitudes tuvieron envidia; así que calumniaban a Pablo y debatían contra todo lo que él decía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

45 Los judíos se llenaron de envidia al ver todo aquel gentío y empezaron a contradecir con insultos lo que Pablo decía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

45 Pero los judíos, viendo a las multitudes, se llenaron de envidia y blasfemando, contradecían las palabras que Pablo hablaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

45 Pero al ver los judíos la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradecían con injurias las afirmaciones de Pablo.

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Hechos 13:45
27 Referans Kwoze  

Sus hermanos le cobraron envidia, pero su padre rumiaba aquellas palabras.


He visto que todo esfuerzo y todo triunfo en el trabajo provoca la envidia del hombre contra su prójimo. También eso es vanidad y atrapar viento.


Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!


Le respondió Moisés: '¿Estás celoso por m ? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahveh fuera profeta, y pusiera Yahveh su esp ritu en ellos!'.


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni vosotros entráis ni a los que están entrando les dejáis entrar.


Pues bien sab a él que se lo hab an entregado por envidia.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Pero llegaron de Antioqu a e Iconio algunos jud os que persuadieron a la multitud y, después de apedrear a Pablo, lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto.


Pero los jud os recalcitrantes excitaron y enconaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.


La gente de la ciudad estaba dividida; unos a favor de los jud os y otros a favor de los apóstoles.


Cuando, por fin, comenzó a formarse una manifestación de gentiles y jud os con sus cabecillas al frente, que pretend an vejarlos y apedrearlos,


Entonces los jud os, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.


Pero ellos le opusieron resistencia y respondieron con ultrajes, por lo que él, sacudiéndose el vestido, les dijo: 'Allá vuestra sangre sobre vuestras cabezas. Yo estoy limpio. Desde ahora me dirigiré a los gentiles'.


Pero como algunos se endurecieron, rechazaron el Camino y lo denigraron delante de la concurrencia, se apartó de ellos, formó un grupo aparte con los disc pulos y conversaba con ellos todos los d as en la escuela de Tirano.


Entonces el sumo sacerdote y todos los suyos, los de la secta de los saduceos, se llenaron de ira,


están repletos de toda suerte de perversión, de malicia, codicia y maldad; llenos de envidia, de homicidios, de ri as, fals a y mala entra a; son difamadores,


ya que aún sois puramente humanos. Porque, mientras entre vosotros haya contienda y discordia, ¿no continuáis siendo puramente humanos, y no es vuestra conducta puramente humana?


En los frecuentes viajes, peligros de r os, peligros de bandoleros, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los gentiles, peligros en ciudades, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;


envidias, borracheras, org as y otras cosas semejantes, acerca de las cuales os prevengo, como ya lo hice antes, que los que las practican no heredarán el reino de Dios.


queriendo impedirnos predicar a los gentiles para que se salven. As colman constantemente la medida de sus pecados. Pero al final, la ira descargó de improviso sobre ellos.


mis persecuciones y mis sufrimientos, como los que me sobrevinieron en Antioqu a, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas ellas me libró el Se or.


¿O creéis que dice en vano la Escritura: 'A la envidia tiende el esp ritu que Dios puso en nosotros?'.


Por eso se extra an de que no concurráis a ese desbordamiento de liviandad y os insultan.


Éstos, en cambio, insultan todo lo que ignoran. Y, como animales irracionales, se corrompen en todas las cosas que conocen por instinto.


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