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Hechos 12:10 - Biblia Castilian 2003

10 Atravesaron la primera y la segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, que se les abrió por s misma. Salieron fuera, recorrieron un trozo de calle y, de pronto, el ángel se apartó de él.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pasaron el primer puesto de guardia y luego el segundo y llegaron a la puerta de hierro que lleva a la ciudad, y esta puerta se abrió por sí sola frente a ellos. De esta manera cruzaron la puerta y empezaron a caminar por la calle, y de pronto el ángel lo dejó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pasaron la primera y la segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió sola. Salieron y se metieron por un callejón, y de repente lo dejó el ángel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y pasando la primera y segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y saliendo, caminaron a lo largo de una calle, y súbitamente el ángel se apartó de él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Atravesaron la primera y la segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, que se les abrió por sí misma. Salieron fuera, recorrieron un trozo de calle y, de pronto, el ángel se apartó de él.

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Hechos 12:10
11 Referans Kwoze  

y los puso bajo custodia, en la casa del jefe de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.


Y los encerró juntos en la cárcel por tres d as.


Gritó como un león: 'En la atalaya, Se or, estoy en pie, a lo largo del d a; en mi puesto de guardia estoy apostado las noches enteras.


Lo pusieron bajo guardia, porque no se hab a fijado todav a lo que deb a hacerse con él.


Cuando llegó la noche de aquel mismo d a, el primero de la semana, y estando bien cerradas, por miedo de los jud os, las puertas del lugar donde se encontraban los disc pulos, llegó Jesús, se pone delante y les dice: 'Paz a vosotros'.


Ocho d as después, estaban otra vez sus disc pulos dentro, y Tomás con ellos. Estando bien cerradas las puertas, llega Jesús, se pone delante y les dice: 'Paz a vosotros'.


Lo apresó y lo metió en la cárcel, entregándolo a cuatro piquetes, de cuatro soldados cada uno, para que lo custodiaran, con intención de hacerlo comparecer ante el pueblo pasada la Pascua.


De repente sobrevino un gran terremoto que hizo temblar los cimientos de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y a todos se les soltaron los grilletes.


Pero, durante la noche, un ángel del Se or abrió las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:


Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe: 'Esto dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir:


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