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Hechos 11:18 - Biblia Castilian 2003

18 Al o r esto, se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: 'Según esto, Dios ha dado también a los gentiles la conversión que conduce a la vida''.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Cuando los demás oyeron esto, dejaron de oponerse y comenzaron a alabar a Dios. Dijeron: —Podemos ver que Dios también les ha dado a los gentiles el privilegio de arrepentirse de sus pecados y de recibir vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Cuando oyeron esto se tranquilizaron y alabaron a Dios diciendo: 'También a los que no son judíos les ha dado Dios la conversión que lleva a la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Al oír esto, se callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios el arrepentimiento para vida!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Al oír esto, se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: 'Según esto, Dios ha dado también a los gentiles la conversión que conduce a la vida''.

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Hechos 11:18
33 Referans Kwoze  

Sucederá en aquel d a; la ra z de Jesé se erguirá como estandarte de los pueblos, la buscarán las naciones, y gloriosa será su morada.


En tu pueblo todos serán justos, para siempre poseerán la tierra: brote de las plantaciones de Yahveh, obra de sus manos para gloria suya.


para alegrar a los enlutados de Sión; para darles corona en vez de ceniza, óleo de alegr a en vez de luto, canto de alabanza en vez de apocamiento. Se les llamará terebintos de justicia, plantación de Yahveh para gloria suya.


Os daré un corazón nuevo y pondré en vuestro interior un esp ritu nuevo; quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.


Lo sortearéis como propiedad hereditaria entre vosotros y entre los forasteros que residen con vosotros y que hayan engendrado hijos entre vosotros, porque serán para vosotros como israeltias nativos. Junto con vosotros participarán en las suertes de la propiedad hereditaria entre las tribus de Israel.


'Pero sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén derramaré un esp ritu de gracia y de oración, y mirarán a aquel a quien ellos mismos traspasaron. Harán duelo por él como se hace duelo por el hijo único y llorarán amargamente por él como se llora amargamente por el primogénito.


Al ver esto, la multitud quedó sobrecogida de temor y glorificaron a Dios por haber dado tal poder a los hombres.


Oyeron los apóstoles y los hermanos que viv an en Judea que también los gentiles hab an recibido la palabra de Dios.


Llegados y congregada la iglesia, refirieron lo que Dios hab a hecho con ellos y cómo hab a abierto a los gentiles la puerta de la fe.


Ellos, pues, provistos por la iglesia de lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samar a, refiriendo la conversión de los gentiles y proporcionando una gran alegr a a todos los hermanos.


proclamando solemnemente a jud os y a griegos la conversión a Dios y la fe en nuestro Se or Jesús.


Ellos, al o rle, glorificaban a Dios, y le dijeron: 'Ya ves, hermano, cuántos miles de creyentes hay entre los jud os, y todos ellos se muestran celosos en cumplir la ley.


Arrepent os, pues, y convert os, para que sean borrados vuestros pecados,


Para vosotros, en primer lugar, ha suscitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendeciros, a condición de que cada uno se aparte de sus maldades.'


A éste lo ha exaltado Dios a su diestra como pr ncipe y salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de los pecados.


¿Qué diremos, pues? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han hallado justicia - pero una justicia que viene de la fe -;


Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando como en un espejo la gloria del Se or, su imagen misma, nos vamos transfigurando con gloria creciente como por la acción del Se or, que es Esp ritu.


Pues la tristeza que es según Dios produce una conversión saludable, de la cual no hay que tener pesar; mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.


Y glorificaban a Dios por mi causa.


Cuando el sacerdote Pinjás, los pr ncipes de la comunidad y los jefes de los clanes de Israel que con él estaban oyeron las palabras que pronunciaron los rubenitas, los gaditas y los manasitas les pareció bien.


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