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Hechos 10:2 - Biblia Castilian 2003

2 piadoso y temeroso de Dios, él y toda su familia, que hac a muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Era un hombre devoto, temeroso de Dios, igual que todos los de su casa. Daba generosamente a los pobres y oraba a Dios con frecuencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Era un hombre piadoso y, al igual que toda su familia, era de los 'que temen a Dios'. Daba muchas limosnas a los judíos pobres y oraba constantemente a Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 piadoso y temeroso de Dios° con toda su casa, que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 piadoso y temeroso de Dios, él y toda su familia, que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente.

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Hechos 10:2
51 Referans Kwoze  

Porque yo lo he escogido para que mande a sus hijos, y a su casa después de él, que guarden el camino de Yahveh, haciendo lo que es justo y recto, para que Yahveh realice en Abrahán cuanto le ha prometido'.


escúchalo tú desde el cielo, lugar de tu morada, y haz todo cuanto ese extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, lo mismo que te teme tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este templo que acabo de edificar.


escúchalo tú desde el cielo, desde el lugar de tu morada, y haz todo cuanto este extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, lo mismo que te teme tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este templo que acabo de edificar.


Hab a en la región de Us un hombre llamado Job. Era ntegro y recto, tem a a Dios y evitaba el mal.


Una vez terminados los d as de banquete, Job los hac a venir para purificarlos y, levantándose muy de ma ana, ofrec a un holocausto por cada uno de ellos, pues se dec a para s: 'Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón'. As hac a Job constantemente.


Tus siervos se complacen en sus piedras, tienen cari o hasta a su polvo.


dichosos quienes observan sus avisos y lo buscan con todo el corazón,


en tu verdad dir geme y ensé ame, pues tú eres el Dios mi salvador y en ti está mi esperanza, todo el d a.


Del director. Salmo. De David.


Por mi parte, yo clamo hacia el Se or, y el Se or me librará.


Ten piedad, oh Se or, que te estoy invocando todo el d a;


Canto. Salmo. De los hijos de Coré. En la enfermedad. Para cantar. De Hemán el ind gena.


Feliz tú, si conservas lo uno sin dejar lo otro de tu mano, pues quien teme a Dios consigue las dos cosas.


Y temerán desde el occidente el nombre de Yahveh y desde el sol naciente su gloria; pues vendrá como torrente desencadenado al que impulsa el soplo de Yahveh.


As, pues, el rey Dar o firmó el documento con la prohibición.


Pero aquellos hombres urgieron al rey y le dijeron: 'Recuerda, rey, que, según la ley de los medos y de los persas, toda prohibición o edicto promulgado por el rey es irrevocable'.


Al amanecer, cuando clareaba el d a, se levantó y fue a toda prisa al foso de los leones.


Después el rey Dar o escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: '¡Que vuestra paz sea grande!


igualmente, el que hab a recibido dos, ganó otros dos;


Luego les propuso una parábola sobre la necesidad que ten an de orar siempre y de no cansarse nunca.


Viv a por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era realmente recto y piadoso; esperaba el consuelo de Israel y el Esp ritu Santo resid a en él.


Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, muy bien considerado por todo el pueblo de los jud os, recibió de un ángel santo la orden de conducirte a su casa y de escuchar tus palabras'.


y me dijo: 'Cornelio, ha sido escuchada tu oración, y de tus limosnas se ha hecho memoria en la presencia de Dios;


sino que le es agradable todo el que, sea de la raza que fuere, le teme y practica la justicia.


Fijó su vista en él y, atemorizado, le dijo: '¿Qué pasa, Se or?'. Le respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.


Apenas hubo desaparecido el ángel que le hablaba, cuando llamó a dos de sus servidores y a un soldado piadoso de los de su confianza,


él te dirá palabras en virtud de las cuales serás salvo tú y toda tu casa'.


Se levantó Pablo y, reclamando atención con la mano, dijo: 'Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:


'Hermanos, hijos del linaje de Abrahán, y los que entre vosotros temen a Dios: a nosotros ha sido enviado este mensaje de salvación.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Se or con toda su casa, y muchos de los oyentes corintios cre an y se bautizaban.


Paraban entonces en Jerusalén jud os devotos procedentes de todos los pa ses que hay bajo el cielo.


Un tal Anan as, hombre piadoso según la ley, muy bien conceptuado por todos los habitantes jud os,


Hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran luto por él.


Y el Se or a él: 'Anda, vete a la calle que llaman Recta y busca en la casa de Judas a un tal Saulo de Tarso, que está en oración


La Iglesia, mientras tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samar a, se edificaba y caminaba en el temor del Se or y crec a con la consolación del Esp ritu Santo.


En Jope hab a una disc pula de nombre Tabitá, que traducido significa 'Gacela'. Estaba llena de buenas obras y de limosnas que hac a.


Sed constantes en la oración, que ella os mantenga en vela, con acción de gracias.


Si a alguno de vosotros le falta sabidur a, p dala a Dios, que la da a todos sencillamente y sin echárselo en cara, y se la dará.


Pero si os parece mal servir a Yahveh, escoged a quién habéis de servir: a los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del r o, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Yo y mi casa serviremos a Yahveh'.


¿Quién no temerá, Se or, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, porque todos los pueblos vendrán y se postrarán ante ti, porque tus justos designios han quedado manifiestos'.


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