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Hechos 1:15 - Biblia Castilian 2003

15 Uno de aquellos d as se levantó Pedro en medio de los hermanos - un grupo de unas ciento veinte personas personas en total - y dijo:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento veinte creyentes estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de pie y se dirigió a ellos:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Uno de aquellos días, Pedro tomó la palabra en medio de ellos -había allí como ciento veinte personas- y les dijo:

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 En aquellos° días, levantándose Pedro en medio de los hermanos, dijo (y el grupo de personas° reunidas era alrededor° de ciento veinte):

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Uno de aquellos días se levantó Pedro en medio de los hermanos -un grupo de unas ciento veinte personas personas en total- y dijo:

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Hechos 1:15
31 Referans Kwoze  

Les propuso esta otra parábola: 'El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo;


pero yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y luego tú, cuando te hayas vuelto, confirma a tus hermanos'.


'De verdad os aseguro: el que cree en m, hará las obras que yo hago, y aun mayores las hará, porque yo voy al Padre.


Surgió entonces entre los hermanos este rumor: que el disc pulo aquel no morir a. Pero no le dijo Jesús que no morir a, sino: 'Si quiero que éste permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti, qué?'.


Los invitó a entrar y les ofreció alojamiento. Al d a siguiente partió con ellos, acompa ado por algunos de los hermanos de Jope.


Oyeron los apóstoles y los hermanos que viv an en Judea que también los gentiles hab an recibido la palabra de Dios.


El Esp ritu me dijo que fuera con ellos sin dudar lo más m nimo. Vinieron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel hombre.


lo encontró y se lo trajo a Antioqu a. Durante un a o entero convivieron como huéspedes de la comunidad y ense aron a una muchedumbre considerable. Fue en Antioqu a donde, por primera vez, se llamó a los disc pulos 'cristianos'.


Entonces los disc pulos, cada uno conforme a sus facultades, decidieron enviar ayuda a los hermanos que habitaban en Judea.


Él hizo se as con la mano para que se callaran, les refirió cómo el Se or le hab a sacado de la cárcel y a adió: 'Contádselo a Santiago y a los hermanos'. Salió y se fue a otro lugar.


Pero los jud os recalcitrantes excitaron y enconaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.


Algunos que hab an bajado de Judea ense aban a los hermanos: 'Si no os circuncidáis según la costumbre de Moisés, no podréis salvaros'.


Ellos, pues, provistos por la iglesia de lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samar a, refiriendo la conversión de los gentiles y proporcionando una gran alegr a a todos los hermanos.


del cual se hac an lenguas los hermanos de Listra e Iconio.


Salieron, pues, de la cárcel, entraron en casa de Lidia, vieron a los hermanos, los exhortaron y partieron.


En seguida, los hermanos, por la noche, despidieron a Pablo y a Silas hacia Berea. Ellos, apenas llegaron, se fueron derechos a la sinagoga de los jud os.


Entonces, los hermanos despidieron a toda prisa a Pablo para que marchara hacia la costa. Silas y Timoteo, mientras tanto, se quedaron all.


Al no dar con ellos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad vociferando: 'Éstos son los agitadores del mundo entero; han llegado hasta aqu


Pablo se quedó all todav a bastante tiempo. Luego se despidió de los hermanos y se embarcó hacia Siria, acompa ado de Priscila y de Áquila. En Céncreas se rapó la cabeza, porque ten a hecho voto.


Decidió pasar a Acaya. Los hermanos lo animaron y escribieron a los disc pulos para que lo acogieran. Fue all y sirvió de gran ayuda a los que hab an cre do con el auxilio de la gracia,


Llegados a Jerusalén, nos recibieron con gran satisfacción los hermanos.


Ellos, al o rle, glorificaban a Dios, y le dijeron: 'Ya ves, hermano, cuántos miles de creyentes hay entre los jud os, y todos ellos se muestran celosos en cumplir la ley.


Acabada la traves a mar tima, desde Tiro llegamos a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y estuvimos un d a con ellos.


como puede certificármelo el sumo sacerdote y todo el colegio de ancianos, con cuyas cartas para los hermanos fui a Damasco, con el propósito de conducir a los de all presos a Jerusalén, para que fueran castigados.


donde hallamos unos hermanos que nos rogaron que nos quedáramos con ellos siete d as. Y as, finalmente, llegamos a Roma.


más tarde se apareció a más de quinientos hermanos juntos, de los cuales la mayor parte viven todav a, aunque algunos han muerto.


En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo.


Pero tienes en Sardes unas pocas personas que no han manchado sus vestiduras. Éstos andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.


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