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Hebreos 13:7 - Biblia Castilian 2003

7 Acordaos de los dirigentes que os predicaron la palabra de Dios, reflexionad sobre el remate de su vida, imitad su fe.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Acuérdense de los líderes que les enseñaron la palabra de Dios. Piensen en todo lo bueno que haya resultado de su vida y sigan el ejemplo de su fe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Acuérdense de sus dirigentes que les enseñaron la palabra de Dios; miren cómo dejaron esta vida e imiten su fe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Acordaos de los que os dirigen,° quienes os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Acordaos de los dirigentes que os predicaron la palabra de Dios, reflexionad sobre el remate de su vida, imitad su fe.

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Hebreos 13:7
27 Referans Kwoze  

Si lo ignoras, la más hermosa de las mujeres, ve siguiendo las huellas del reba o, y apacienta tus cabrillas junto al aprisco de los pastores.


¿Quién es, pues, el criado fiel y sensato, a quien el se or puso al frente de su servidumbre, para darles la comida a su debido tiempo?


El Se or contestó: '¿Quién es el administrador fiel y sensato a quien el se or pondrá al frente de sus criados, para darles la ración de trigo a su debido tiempo?


Sucedió, pues, que, mientras él estaba de pie junto al lago de Genesaret, el pueblo se fue agolpando en torno a él, para o r la palabra de Dios.


Éste es el sentido de la parábola: la semilla es la palabra de Dios.


Entonces Pablo y Bernabé dijeron con firme entereza: 'A vosotros ten amos que dirigir primero la palabra de Dios; pero en vista de que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles.


Les designaron presb teros en cada iglesia y, acompa ando la oración con ayunos, los encomendaron al Se or en quien hab an cre do.


Mientras as oraban, retembló el lugar donde estaban reunidos y, llenos todos del Esp ritu Santo, proclamaban con valent a la palabra de Dios.


As que la fe viene de la escucha de la predicación, y esta predicación se hace en virtud de la palabra de Cristo.


No habéis afrontado ninguna tentación superior a la capacidad humana. Dios es fiel y no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; por el contrario, junto con la tentación, os proporcionará también el feliz resultado de poderla resistir.


Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.


Por lo tanto, os ruego que sigáis mi ejemplo.


Hermanos, seguid todos mi ejemplo y fijaos en los que as caminan, según el modelo que tenéis en nosotros.


Vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Se or, acogiendo la palabra con alegr a del Esp ritu en medio de tantas tribulaciones.


Por eso precisamente damos sin cesar gracias a Dios; porque cuando acogisteis la palabra de Dios que nosotros os anunciábamos, no la acogisteis como palabra humana, sino - como es en realidad - como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los creyentes.


Bien sabéis cómo debéis seguir mi ejemplo, pues no vivimos entre vosotros de manera ociosa,


Y no porque no tengamos derecho, sino que os quisimos dar con nuestra conducta un ejemplo que imitar.


Porque, el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidarse de la iglesia de Dios?


Confiad en quienes os dirigen y obedecedles, pues ellos velan por vuestras almas sabiendo que tienen que rendir cuentas. As esto será para ellos tarea gozosa, y no llena de angustia, lo cual ser a perjudicial para vosotros.


Saludad a todos los que os dirigen y a todo el pueblo santo. Os saludan los de Italia.


que no seáis remisos, sino que imitéis a los que por la fe y la constancia han heredado las promesas.


El que predica, hágalo como quien profiere palabras de Dios; el que ejerce un ministerio, como quien tiene poder otorgado por Dios. Y as, en todas las cosas será Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


Yo, Juan, vuestro hermano y compa ero en la tribulación, en el reino y en la constante espera de Jesús, estuve en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.


Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que hab an sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no hab an adorado la bestia ni su imagen, ni hab an recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil a os.


Cuando abrió el quinto sello, vi al pie del altar las almas de los que hab an sido degollados por causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.


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