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Hebreos 11:5 - Biblia Castilian 2003

5 Por la fe Henoc fue trasladado sin experimentar la muerte; y no desapareció, porque Dios lo hab a trasladado. Pues antes de su traslado, hab a sido acreditado como agradable a Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Fue por la fe que Enoc ascendió al cielo sin morir; «desapareció, porque Dios se lo llevó». Pues antes de ser llevado, lo conocían como una persona que agradaba a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Por su fe también Henoc fue trasladado al cielo en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. Antes de que fuera arrebatado al cielo, se nos dice que había agradado a Dios;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Por fe Enoc fue trasladado para que no viera muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó Dios, y antes del traslado recibió testimonio de haber agradado a Dios.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Por la fe Henoc fue trasladado sin experimentar la muerte; y no desapareció, porque Dios lo había trasladado. Pues antes de su traslado, había sido acreditado como agradable a Dios.

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Hebreos 11:5
17 Referans Kwoze  

Determinó Yahveh arrebatar al cielo a El as en un torbellino. El as y Eliseo hab an salido de Guilgal.


Segu an ellos caminando y conversando, cuando apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que se interpuso entre los dos. Y El as subió al cielo en un torbellino.


Recuerda: ¿Cuánto duro yo? ¿Para qué precario fin has creado a todos los hijos de los hombres?


sino que el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey; a Serayas, hijo de Azriel, y a Selem as, hijo de Abdel, que prendieran a Baruc, el secretario, y a Jerem as, el profeta; pero Yahveh los escondió.


El Esp ritu Santo le hab a revelado que no morir a sin ver al ungido del Se or.


hijo de Matusalén, hijo de Henoc, hijo de Járet, hijo de Maleleel, hijo de Cainán,


sino que, por haber sido Dios el que nos ha juzgado dignos de que se nos confiara el evangelio, as lo predicamos, no buscando el aplauso, no de los hombres, sino de Dios, que examina nuestros corazones.


Y sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.


Pero a aquel que fue puesto en nivel apenas inferior al de los ángeles, a Jesús, lo contemplamos coronado de gloria y honor por los padecimientos de su muerte, de suerte que, por la gracia de Dios, experimentó la muerte en beneficio de todos.


Y lo que pidamos, lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.


También sobre ellos profetizó Henoc, el séptimo después de Adán, diciendo: 'Mirad, ha venido el Se or con sus santas mir adas


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