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Hebreos 1:9 - Biblia Castilian 2003

9 Tú amas la justicia y aborreces la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegr a de entre tus compa eros.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Amas la justicia y odias la maldad. Por eso, oh Dios, tu Dios te ha ungido derramando el aceite de alegría sobre ti más que sobre cualquier otro».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Amas la justicia y aborreces la maldad; por eso, oh Dios, tu Dios te concedió una consagración real que es fuente de alegría, con preferencia a tus compañeros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; Por eso te ungió, oh Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tú amas la justicia y aborreces la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría de entre tus compañeros.

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Hebreos 1:9
42 Referans Kwoze  

El Se or prueba a los justos, mas al imp o y violento el Se or lo aborrece.


A través de tus mandatos yo comprendo y aborrezco el camino de mentira.


Por eso me dirijo por todos tus preceptos y aborrezco el camino de mentira.


Los reyes de la tierra se levantan, los pr ncipes conspiran entre ellos contra el Se or y contra su Ungido:


'Yo he establecido a este mi rey sobre Sión, mi monte santo'.


Enfrente al opresor, me aderezas tú un banquete; con aceite me unges la cabeza, y mi copa rebosa.


Él ama la equidad y la justicia, y la tierra está repleta de sus gracias.


pues el Se or ama lo recto y no deja en la brecha a sus amigos. Mientras éstos perduran, la raza del imp o es extirpada. Ain


Y as digo: 'Aqu vengo'. En el rollo del libro está escrito que yo debo


Tus dardos son agudos, ante ti caen los pueblos, y en medio, los enemigos del monarca.


Tu trono, cual de Dios, es eterno, para siempre y tu cetro real es un cetro justiciero.


En visión hablaste un d a a tus amados, y dijiste: 'Yo pongo mi asistencia sobre un héroe, yo realzo del pueblo un elegido:


Sobre el mar pondré su mano, sobre los r os, su derecha.


(El temor de Yahveh odia el mal). Aborrezco la arrogancia y la soberbia, la mala conducta y el lenguaje perverso.


El esp ritu de Yahveh está sobre m, pues Yahveh me ha ungido. Para dar la buena nueva a los humildes me envió, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar a los cautivos libertad, a los prisioneros amnist a,


para alegrar a los enlutados de Sión; para darles corona en vez de ceniza, óleo de alegr a en vez de luto, canto de alabanza en vez de apocamiento. Se les llamará terebintos de justicia, plantación de Yahveh para gloria suya.


Pues yo, Yahveh, amo el derecho, odio el robo con injusticia; les daré de verdad su recompensa y sellaré con ellos alianza eterna.


Odiad el mal y amad el bien, restableced la justicia en el tribunal. Quizá se compadezca Yahveh, el Dios Sebaot, del resto de José.


el mal contra vuestro prójimo no maquinéis en vuestros corazones, y no os aficionéis a jurar en falso. Porque todas éstas son cosas que odio' - oráculo de Yahveh -.


Su ofrenda consist a en una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso y una escudilla de plata de setenta siclos, según el peso del siclo del santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite para la oblación;


El esp ritu del Se or está sobre m, porque me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar a los cautivos libertad y recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos,


El primero con quien luego se encuentra es su propio hermano Simón, a quien dice: 'Hemos encontrado al Mes as', que quiere decir 'Cristo'.


Por esto el Padre me ama: porque yo doy mi vida para volverla a tomar.


Jesús le responde: 'Suéltame, pues todav a no he subido al Padre, vete a mis hermanos y diles: 'Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre; a mi Dios y vuestro Dios''.


Porque aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios; pues no da el Esp ritu con cicater a.


cómo Dios ungió con Esp ritu Santo y poder a Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


¿A qué esa agitación de las naciones y ese vano murmullo de los pueblos? Se han juntado los reyes de la tierra y los pr ncipes han conspirado contra el Se or y contra su Ungido.


Porque en verdad se confabularon en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y las tribus de Israel,


Sea el amor sin fingimiento. Aborreced lo malo. Estad firmemente adheridos a lo bueno.


Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Esp ritu Santo.


Fiel es Dios, que os ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo, Se or nuestro.


El Dios y Padre del Se or Jesús - el que es bendito por los siglos - sabe bien que no miento.


Por el contrario, el fruto del Esp ritu es amor, alegr a, paz, comprensión, paciencia, bondad, fidelidad,


Bendito Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en el cielo, en Cristo,


Por lo cual Dios, a su vez, lo exaltó, y le concedió el nombre que está sobre todo nombre,


Además, tanto el que consagra como los consagrados proceden todos del mismo origen, y por esto precisamente no se avergüenza de llamarlos hermanos


Pero a aquel que fue puesto en nivel apenas inferior al de los ángeles, a Jesús, lo contemplamos coronado de gloria y honor por los padecimientos de su muerte, de suerte que, por la gracia de Dios, experimentó la muerte en beneficio de todos.


Tal es también el sumo sacerdote que nos era conveniente: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.


Bendito Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,


lo que hemos visto y o do os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros. Pues nosotros, en efecto, tenemos comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


Además, tú también tienes a quienes profesan la doctrina de los nicola tas.


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