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Hageo 2:17 - Biblia Castilian 2003

17 Yo destru a con a ublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros - oráculo de Yahveh -.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Yo eché a perder todo el trabajo de ustedes con el tizón, el pulgón y el granizo. Pero ninguno de ustedes se volvía a mí, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Os herí con viento abrasador, añublo y granizo en toda obra de vuestras manos, pero ninguno de vosotros se volvió a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo destruía con añublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros -oráculo de Yahveh-.

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Hageo 2:17
32 Referans Kwoze  

Ellos no sab an que José los entend a; pues les hab a hablado por medio de un intérprete.


Cuando llegaron al lugar donde deb an pasar la noche, abrió uno su saco para dar pienso a su asno y vio su dinero en la boca del saco.


José era se or del pa s y controlaba personalmente la venta de grano a todos los pueblos del mundo. Llegaron los hermanos de José y se postraron ante él rostro en tierra.


Cuando haya hambre en el pa s, cuando haya peste, tizón, a ublo, langosta o pulgón; cuando el enemigo los asedie en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y de enfermedades,


Mientras estaba asediado, el rey Ajaz aumentó su infidelidad a Yahveh,


Cuando haya hambre en el pa s, cuando haya peste, tizón, a ublo, langosta o pulgón; cuando sus enemigos los asedian en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y enfermedades,


Y los falsos de corazón, los rencorosos, los que no gritan cuando él los encadena,


Cuando comes del fruto de tus manos dichoso tú y afortunado.


entregó sus cosechas al pulgón, el fruto de su esfuerzo a la langosta;


¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Se or, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.


sus moradores, faltos de fuerzas, quedaron aterrados y confusos: fueron como hierba del campo, como el verde musgo, como jaramago en los tejados, como mies agostada antes de espigar.


Y volcó sobre él su ardiente ira y la violencia de la guerra, que lo abrasó por todas partes, y no lo supo, le quemaba, y no le dio importancia.


Juró Yahveh por su diestra y por su brazo poderoso: 'No entregaré más tu grano como alimento a tus enemigos ni beberán extranjeros tu mosto, por el que te has fatigado.


Y Yahveh cortó de Israel cabeza y cola, palma y junco en un solo d a.


La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus reba os y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Os he hecho estar con dientes limpios en vuestras ciudades, faltos de pan en vuestros lugares. Pero no habéis vuelto a m - oráculo de Yahveh -.


Llamé a la sequ a sobre la tierra y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite y sobre todo lo que produce el campo, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todos los trabajos de vuestras manos'.


sembrasteis mucho y recogisteis poco; comisteis y no os hartasteis, bebisteis y no os saciasteis; os vestisteis y no os calentasteis, y el jornalero echó su jornal en bolsa rota'.


Esperabais mucho y hubo poco; almacenabais en casa y yo lo aventé. ¿Por qué? - oráculo de Yahveh Sebaot. Por causa de mi templo, que está en ruinas, mientras que cada uno de vosotros disfruta de su casa propia.


¿qué ocurr a? Que ven ais al montón de grano para sacar veinte medidas y sólo hab a diez; ven ais a la cuba para sacar cincuenta medidas y sólo hab a veinte.


Alejaré de vosotros la langosta, para que no arruine el fruto de vuestra tierra, para que no sea estéril la vi a de vuestro campo - dice Yahveh Sebaot -.


Yahveh te herirá de consunción, de fiebre, de inflamación, de gangrena, de sequ a, de mildiu y de tizón, que te perseguirán hasta exterminarte.


Le he dado tiempo para convertirse, pero no quiere convertirse de su fornicación.


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