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Habacuc 3:3 - Biblia Castilian 2003

3 Dios viene de Temán, el Santo del monte Parán. Selah Su majestad cubre los cielos, de su gloria se llena la tierra.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »¡Veo a Dios cruzando el desierto de Edom; el Santo viene desde el monte Parán! Su brillante esplendor llena los cielos, y la tierra se llena de su alabanza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Viene Dios de Temán, el Santo, desde el monte Parán. Su majestad envuelve los cielos y su Gloria repleta la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Dios viene desde Temán, El Santo, de los montes de Parán. SelahSu esplendor eclipsa los cielos y la tierra se llena de sus alabanzas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Dios viene de Temán, el Santo del monte Parán. Selah Su majestad cubre los cielos, de su gloria se llena la tierra.

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Habacuc 3:3
32 Referans Kwoze  

Habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto.


Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatán y Quenaz.


Partieron de Madián y llegaron a Farán, donde tomaron consigo algunos hombres, y desde aqu se dirigieron a Egipto. Se presentaron al Faraón, rey de Egipto, quien le dio casa, le proporcionó sustento y le concedió terrenos.


Excelso es el Se or sobre todas las naciones, su majestad, sobre los cielos.


Bendigan el nombre del Se or, pues sólo su nombre es elevado: su majestad, sobre los cielos y la tierra.


Ah Se or, cuántos son mis opresores, cuántos los que se yerguen contra m,


Pero tú, Se or, eres mi escudo, mi honor y el que levanta mi cabeza.


Sabed que el Se or distingue a sus amados, que él me escucha al invocarle.


Nosotros revivimos, Dios, tus gracias en medio de tu templo.


¿por qué miráis con ojos rudos, monta as de altos picos, al monte que el Se or eligió por su morada? ¡El Se or se estará en ella eternamente!


Los gentiles naufragan en la fosa que hicieron, Tet en la red que ocultaron se enma aran sus pies.


Levántate, Yahveh, no se engr a el humano: a juicio las naciones ante ti.


Todo el pueblo percib a los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la monta a humeante; y viendo todo esto, el pueblo estaba atemorizado y se manten a a distancia.


¡Ay de los que bajan a Egipto por ayuda y buscan apoyo en su caballer a! Conf an en los carros, que son muchos; en los jinetes, que son muy numerosos, y no miran al Santo de Israel, a Yahveh no consultan.


Se gritaban el uno al otro: '¡Santo, Santo, Santo es Yahveh Sebaot; toda la tierra está llena de su gloria!'.


que nunca hasta entonces se hab an o do! Ningún o do escuchó, ningún ojo vio que un Dios, fuera de ti, obre as con quien espera en él.


Acerca de Edom. As dice Yahveh Sebaot: '¿No hay ya en Temán sabidur a? ¿Ha desaparecido de los cuerdos el consejo? ¿Está su sabidur a corrompida?


y vi la gloria del Dios de Israel que ven a de oriente. Su estruendo era como el ruido de aguas caudalosas, y la tierra resplandec a de su gloria.


Enviaré fuego a Temán, que devorará los palacios de Bosrá.


Tus héroes, Temán, estarán aterrados, porque todo hombre de la monta a de Esaú será aniquilado con muerte violenta.


Pero la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Yahveh, como las aguas cubren el mar.


Entonces los israelitas partieron, por etapas, del desierto del Sina; y la nube se paró en el desierto de Parán.


Dijo as: 'Yahveh partió del Sina, desde Se r amaneció para ellos; resplandeció desde el monte Parán, llegó a Meribá en Cades con rayos de luz fulgurante en su diestra.


y me dijisteis: 'Yahveh, nuestro Dios, nos ha hecho ver su gloria y su grandeza, y hemos o do su voz de en medio del fuego. Hoy hemos visto que Dios puede conversar con el hombre, y éste seguir con vida.


Murió Samuel, y todo Israel se congregó para hacer duelo por él. Lo sepultaron en una heredad suya, en Ramá. David partió y bajó al desierto de Maón.


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