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Habacuc 1:4 - Biblia Castilian 2003

4 La ley cae en desuso y el derecho no se cumple. El imp o asedia al justo, se tergiversa el derecho.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La ley se ha estancado y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia se ha corrompido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Por eso, la Ley está sin fuerza y no se hace justicia. Como los malvados mandan a los buenos, no se ve más que derecho torcido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Por eso la Ley ha perdido su poder y el derecho no sale vencedor, porque los impíos han cercado al justo, y la justicia resulta pervertida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 La ley cae en desuso y el derecho no se cumple. El impío asedia al justo, se tergiversa el derecho.

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Habacuc 1:4
46 Referans Kwoze  

Llegaron luego los dos hombres perversos, se sentaron frente a él y testificaron as contra Nabot delante del pueblo: 'Nabot ha maldecido a Dios y al rey'. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió.


¿Por qué siguen viviendo los malvados, llegan a viejos y conservan su poder?


Si las bases se derruyen, ¿qué puede el justo?


Es el tiempo de obrar para el Se or: se ha conculcado tu ley.


No te alejes de m, pues la angustia está cerca, y no hay otro que me ampare.


Mi garganta está, como una teja, seca y mi lengua, pegada al paladar: me has reducido a polvo inanimado.


Defiéndeme, mi Dios, de mi enemigo, protégeme de los que se yerguen contra m;


Observa cómo me tienden emboscadas y, poderosos, conspiran contra m, sin delito, Se or, ni pecado de mi parte,


¿Hasta cuándo los imp os, oh Se or, hasta cuándo los imp os triunfarán?


No te dejes arrastrar por la mayor a para hacer el mal, ni violentes la justicia en un proceso por seguir la opinión de la mayor a,


No torcerás el derecho de tu pobre en su pleito.


¡Ay de quienes llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo! De la oscuridad hacen luz y de la luz oscuridad; convierten lo amargo en dulce y lo dulce en amargo.


Porque son muchas nuestras rebeliones ante ti, y nuestros pecados atestiguan contra nosotros; porque nuestras rebeliones están a nuestro flanco y conocemos nuestras iniquidades:


Yahveh, tú eres justo, aunque yo discuta contigo; quiero, pues, formularte una cuestión: ¿por qué el camino de los imp os es feliz, les va bien a todos los que actúan de mala fe?


S; tus propios hermanos y la casa de tu padre, ellos mismos te son desleales; también ellos te critican a pleno pulmón. No te f es de ellos, aunque te den buenas palabras.


Y cuando Jerem as acabó de decir todo lo que Yahveh le hab a mandado decir a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo prendieron, diciendo: 'Tienes que morir sin remisión.


Hasta la cigüe a en el cielo conoce sus estaciones; la tórtola, la golondrina y la grulla observan el tiempo de su migración. Pero mi pueblo no conoce el derecho de Yahveh.


Me dijo: 'La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande, muy grande; el pa s está lleno de sangre y la ciudad llena de injusticia, porque dice: 'Yahveh ha abandonado el pa s, Yahveh no ve nada'.


Hablan por hablar, juran en falso, pactan alianzas, y as el derecho brota como planta venenosa en los surcos del campo. El becerro de Betel será destruido


Pues conozco vuestras muchas maldades y vuestros enormes pecados. Oprimen al justo, aceptan soborno y atropellan a los pobres en el tribunal.


¡Ay de los que cambian en amargura el derecho y echan por tierra la justicia,


Y les a ad a: 'Anuláis despreocupadamente el precepto de Dios, para guardar vuestra tradición.


¿A quién de entre los profetas no persiguieron vuestros padres? Incluso dieron muerte a los que preanunciaban la venida del Justo, a quien vosotros, ahora habéis traicionado y asesinado;


Mientras apedreaban a Esteban, él oraba diciendo: 'Se or Jesús, recibe mi esp ritu'.


Entonces, ¿anulamos la ley por la fe? ¡Ni pensarlo! Al contrario: concedemos a la ley su auténtico valor.


No torcerás el juicio, no harás acepción de personas, ni admitirás regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y falsean las palabras de los justos.


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