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Habacuc 1:12 - Biblia Castilian 2003

12 ¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Señor mi Dios, Santo mío, tú que eres eterno, ¡no puede ser que estés planeando acabar con nosotros! Oh Señor, nuestra Roca, tú has enviado a los babilonios para corregirnos y castigarnos por nuestros muchos pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Mi Dios, mi Santo ¿no eres tú el Yavé de antes que no puede morir? ¿Has hecho de este pueblo, oh Yavé, el instrumento de tu justicia? ¿Acaso lo has escogido, Roca mía, para corregirnos?

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh YHVH, Dios mío y Santo mío! ¿Acaso no eres Tú desde el principio? ¡Oh YHVH, Tú no mueres!° Tú has señalado este castigo para juicio, y Tú, oh Roca, los has establecido como reprensión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 ¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.

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Habacuc 1:12
48 Referans Kwoze  

Después plantó Abrahán un tamarisco en Berseba e invocó all el nombre de Yahveh, Dios eterno.


¿Pero nunca lo has o do? Desde lejanos tiempos lo tengo preparado; desde tiempos remotos lo hab a planeado, y ahora lo voy a ejecutar. Tú redujiste a montones de ruinas ciudades fortificadas;


Mis fuerzas se han quebrado en el camino, mis d as se han menguado.


No he de morir, viviré y celebraré las obras del Se or.


Que se alegre Israel en su hacedor y los hijos de Sión se gocen en su rey.


Levántate, Se or, sal al paso y doblégalos. Sálvame del imp o con tu espada;


Del director. Del siervo de Yahveh, de David, que recitó ante Yahveh las palabras de este canto, el d a en que Yahveh le libró del poder de todos sus enemigos y de la mano de Saúl.


Y con todo, Se or, eres mi rey desde el principio, y el que alcanza victorias en medio del pa s.


Oración. De Moisés, hombre de Dios. Tú te has hecho, Se or, para nosotros el refugio por las generaciones.


Antes de que nacieran las monta as y la tierra y el orbe se formaran, de una a otra eternidad eres tú Dios.


Tu trono está erigido desde la eternidad, tú eres desde siempre.


¡Ay de los que bajan a Egipto por ayuda y buscan apoyo en su caballer a! Conf an en los carros, que son muchos; en los jinetes, que son muy numerosos, y no miran al Santo de Israel, a Yahveh no consultan.


¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!


¿Pero nunca lo has o do? Desde lejanos tiempos lo tengo preparado, desde tiempos remotos lo hab a planeado, y ahora lo voy a ejecutar. Tú redujisite a montones de ruinas ciudades fortificadas;


¿No lo sabes? ¿No lo has o do? Dios eterno es Yahveh, creador de los confines de la tierra; no se cansa ni se fatiga, insondable es su inteligencia.


Yo, Yahveh, vuestro Santo, creador de Israel, vuestro rey.


(7a) As dice Yahveh, redentor de Israel, su Santo, al despreciado en el alma, al aborrecido de las gentes, al siervo de los tiranos:


Que as dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de esp ritu, para vivificar el esp ritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.


Pues contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte, porque voy a exterminar a todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no te exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Pues as dice Yahveh: 'Todo el pa s será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.


No temas, siervo m o Jacob - oráculo de Yahveh -, pues contigo estoy yo, porque haré exterminio de todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Sin embargo, aun en aquellos d as - oráculos de Yahveh -, no os exterminaré por completo.


Pero tú, Yahveh, eternamente reinas, tu trono permanece de edad en edad.


Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos del Faraón caerán. Y sabrán que yo soy Yahveh cuando ponga mi espada en manos del rey de Babilonia y él la esgrima contra el pa s de Egipto.


Yahveh los dejará abandonados hasta que la que ha de alumbrar dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.


¡Yahveh, he o do tu renombre, reverencio tu obra, Yahveh! En el curso de los a os renuévala, en el curso de los a os dala a conocer. Aun en la ira, recuerda la compasión.


Cuando se levanta la tierra se estremece; cuando mira se sobresaltan las naciones, se desmoronan los montes eternos, se hunden los collados antiguos, sus caminos de siempre.


Me llegaré a vosotros para el juicio y seré un testigo irrefutable contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran en falso, contra los que defraudan el jornal del jornalero, avasallan a la viuda y al huérfano y oprimen al forastero mostrando as que no me temen - dice Yahveh Sebaot -.


Yo, Yahveh, no he cambiado; pero vosotros, hijos de Jacob, no cesáis de cambiar.


Vosotros, pues, negasteis al santo y al justo y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,


Él es la Roca; sus obras son perfectas, y justos todos sus caminos. Es Dios de lealtad y no de iniquidad; es justo y recto.


El Dios de anta o es lugar de refugio, y un soporte, sus brazos eternos; él arrojó de delante de ti al enemigo, y ordenó: ¡extermina!


¡Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén!


el único poseedor de la inmortalidad, que habita en la región inaccesible de la luz, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor e imperio eterno. Amén.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.


que dec a: 'Escribe en un rollo lo que vas a ver y env alo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea'.


Yo soy el alfa y la omega, dice el Se or Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso.


No hay santo como Yahveh, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.


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