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Génesis 26:24 - Biblia Castilian 2003

24 Yahveh se le apareció aquella noche y le dijo: 'Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre. No temas, que yo estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por causa de Abrahán, mi siervo'.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 donde el Señor se le apareció la noche de su llegada. «Yo soy el Dios de tu padre Abraham —dijo—. No tengas miedo, porque yo estoy contigo y te bendeciré. Multiplicaré a tus descendientes, y se convertirán en una gran nación. Lo haré a causa de la promesa que hice a Abraham, mi siervo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Yavé se le apareció aquella misma noche y le dijo: 'Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi servidor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 y aquella noche se le apareció YHVH, y dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abraham, no temas, que estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de mi siervo Abraham.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Yahveh se le apareció aquella noche y le dijo: 'Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre. No temas, que yo estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por causa de Abrahán, mi siervo'.

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Génesis 26:24
41 Referans Kwoze  

y haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, podrá contar también tu posteridad.


Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.


Estableceré mi alianza contigo, y con tu posteridad después de ti, de generación en generación: una alianza perpetua, para ser yo tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.


Te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra por donde caminas como peregrino, todo el pa s de Canaán en propiedad perpetua. Y yo seré su Dios'.


Oyó Dios la voz del ni o, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: '¿Qué te ocurre, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado la voz del ni o desde el lugar donde él está.


te bendeciré copiosamente y multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo y como la arena de las orillas del mar; tu descendencia se adue ará de las ciudades de sus enemigos.


Volvió Abrahán adonde se hab an quedado los criados. Éstos se levantaron y se fueron todos juntos a Berseba. All continuó morando Abrahán.


Y dijo: 'Yahveh, Dios de mi se or Abrahán, concédeme que tenga hoy buen encuentro, y muéstrate misericordioso con Abrahán, mi se or.


Yahveh estaba de pie junto a él, y le dec a: 'Yo soy Yahveh, el Dios de Abrahán, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra sobre la que estás acostado te la daré a ti y a tu posteridad.


Yo estoy contigo: te guardaré dondequiera que vayas, y te haré regresar a esta tierra. Porque no te dejaré hasta que haya realizado lo que te he dicho'.


El Sadday te bendiga, te haga fructificar y te multiplique, para que te conviertas en una muchedumbre de pueblos


Labán le respondió: 'Si cuento con tu aprecio... He sabido por adivinación que me ha bendecido Yahveh por tu causa'.


y les dijo: 'Veo que la actitud de vuestro padre hacia m no es la misma de antes; pero el Dios de mi padre está conmigo.


Favorecido por Yahveh, José alcanzó éxito en todo mientras estuvo en la casa de su se or, el egipcio.


Éste se percató de que Yahveh estaba con José y que le hac a prosperar en todo lo que emprend a.


Partió Israel con todo lo que pose a y llegó a Berseba, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.


Respondióle El as: 'No temas, ve y haz como has dicho; pero primero prepárame una hogaza peque a y tráemela; después, vas a prepararla para ti y para tu hijo.


Moisés dijo al pueblo: 'No temáis; quedaos tranquilos y veréis la salvación que Yahveh llevará hoy a cabo en favor vuestro; pues a los egipcios que hoy veis, ya no los volveréis a ver más.


Y a adió: 'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Entonces Moisés se cubrió el rostro, porque tem a fijar su mirada en Dios.


Mirad al Dios de mi salvación: conf o y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.


no temas, que yo estoy contigo; no te asustes, que yo soy tu Dios. Te fortalezco y te ayudo, te sostengo con mi diestra salvadora.


As dice Yahveh, tu creador, tu formador desde el seno, que te ayuda: no temas, siervo m o Jacob, Yesurún, a quien eleg.


Yo, yo soy quien os consuela. ¿Quién eres tú para que temas al hombre que muere, al hijo de hombre que como hierba es tratado?


Escuchadme vosotros, que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi doctrina. No temáis el oprobio de los hombres y ante sus afrentas no os asustéis.


Te acercaste el d a que te invoqué; me dijiste: '¡No temas!'.


Yo me acordaré de mi alianza con Jacob y de mi alianza con Isaac; recordaré mi alianza con Abrahán y me acordaré del pa s.


y recordaré, en favor suyo, la alianza con sus antepasados, a los que yo saqué del pa s de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Dios. Yo, Yahveh'.


Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Él no es Dios de muertos, sino de vivos'.


No temas, peque o reba o; que ha tenido a bien vuestro Padre daros el reino.


'Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob'. Atemorizado Moisés, no se atrev a a mirar.


Juntarás todo su bot n en medio de su plaza y prenderás fuego a la ciudad con todos sus despojos, ofreciéndolo todo a Yahveh, tu Dios. Será para siempre un montón de ruinas y nunca volverá a reedificarse.


Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni les tengáis miedo, porque Yahveh, tu Dios, va contigo y no te dejará ni te abandonará'.


pero, de hecho, aspiran a una patria superior, o sea, a la del cielo. Y as se explica que Dios no tenga ante ellos reparo de ser invocado como Dios suyo, porque para ellos ten a preparada una ciudad.


Y as, nosotros podemos confiadamente decir: El Se or es quien me ayuda; nada temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?


Cuando lo vi, ca como muerto a sus pies. Él puso su diestra sobre m y me dijo: 'No temas. Yo soy el primero y el último


Ahora, hija m a, no temas: yo haré por ti todo lo que digas, porque todos los de mi pueblo saben que tú eres una mujer virtuosa.


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