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Génesis 20:2 - Biblia Castilian 2003

2 Como Abrahán sol a decir de Sara, su mujer: 'Es mi hermana', Abimélec, rey de Guerar, ordenó que le trajesen a Sara.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Abraham presentó a su esposa, Sara, diciendo: «Ella es mi hermana». Entonces el rey Abimelec de Gerar mandó llamar a Sara e hizo que la trajeran ante él a su palacio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Abrahán decía de su esposa Sara: 'Es mi hermana. Oyendo esto, el rey de Guerar, llamado Abimelec, mandó a buscarla para él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y decía Abraham respecto a Sara, su mujer: Es mi hermana.° Así que Abimelec, rey de Gerar, mandó a tomar a Sara.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Como Abrahán solía decir de Sara, su mujer: 'Es mi hermana', Abimélec, rey de Guerar, ordenó que le trajesen a Sara.

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Génesis 20:2
17 Referans Kwoze  

La vieron también los oficiales del Faraón, la ponderaron mucho en su presencia; y la mujer fue llevada al palacio del Faraón,


La verdad es que también es mi hermana, hija de mi padre, pero no de mi madre, y la tomé por mujer.


Aconteció por aquel tiempo que Abimélec y Picol, jefe de su ejército, hablaron a Abrahán diciéndole: 'Dios está contigo en todo lo que haces.


Hubo hambre en aquella tierra, distinta de aquella primera que sobrevino en los d as de Abrahán. Isaac se trasladó a Guerar, adonde Abimélec, rey de los filisteos,


Dijo Abimélec a Isaac: 'Aléjate de aqu, porque has llegado a ser mucho más poderoso que nosotros'.


Cuando los hombres del lugar le preguntaban por su mujer, él respond a: 'Es mi hermana'. No se atrev a a decir: 'Es mi mujer', pues pensaba: 'Es de tan buen parecer que temo que los habitantes del lugar me maten a causa de ella'.


Le salió al encuentro Jehú, hijo de Janan, el vidente, y dijo al rey Josafat: '¿Por qué tienes tú que prestar ayuda al imp o y amar a los que odian a Yahveh? Por eso viene sobre ti la cólera de Yahveh.


Entonces Eliezer, hijo de Doda as, de Maresá, profetizó contra Josafat diciendo: 'Por haberte aliado con Ocoz as, Yahveh destruirá tu obra'. Y efectivamente, las naves naufragaron y no pudieron ir a Tarsis.


Sin embargo, cuando los jefes de Babilonia le enviaron embajadores para informarse del prodigio que hab a acaecido en el pa s, Dios lo abandonó para probarlo y hacer patente todo lo que hab a en su corazón.


pues siete veces cae el justo y se levanta, mientras los malvados sucumben a la miseria.


El temor a los hombres es una trampa; quien conf a en Yahveh vive seguro.


As sucede con la mujer ajena: no queda impune quien la toca.


Por cierto, no existe en la tierra hombre tan justo que haga el bien y nunca peque.


Por lo cual, desechando la mentira, que cada uno hable a su prójimo con verdad, porque somos miembros los unos de los otros.


No os mintáis unos a otros, después de haberos despojado de la vieja condición humana con sus acciones


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