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Filipenses 4:8 - Biblia Castilian 2003

8 En fin, hermanos, todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, si hay alguna virtud o algo digno de alabanza, todo eso tenedlo como cosa propia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble, justo y limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso, en todos los valores morales que merecen alabanza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buena reputación; si hay alguna virtud, si hay algo digno de alabanza, en eso pensad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 En fin, hermanos, todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, si hay alguna virtud o algo digno de alabanza, todo eso tenedlo como cosa propia.

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Filipenses 4:8
67 Referans Kwoze  

Porque yo lo he escogido para que mande a sus hijos, y a su casa después de él, que guarden el camino de Yahveh, haciendo lo que es justo y recto, para que Yahveh realice en Abrahán cuanto le ha prometido'.


Saúl y Jonatán, tan amados y amables, ni en vida ni en muerte se han separado. Eran más rápidos que el águila, más fuertes que el león.


Ha dicho el Dios de Israel, la roca de Israel me ha hablado: 'Quien gobierna a los hombres con justicia, quien gobierna en el temor de Dios,


'¿Hasta cuándo gobernaréis inicuamente, otorgando preferencia a los imp os? Selah


Yahveh abomina la balanza falsa y se complace en el peso justo.


La mujer virtuosa es corona del marido; como carcoma en sus huesos es la procaz.


La balanza y sus platillos son de Yahveh, suyas son todas las pesas.


El justo camina en su integridad. ¡Dichosa será su descendencia!


Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Álef Su precio supera al de las perlas.


'Hay muchas mujeres virtuosas, Res pero tú sobrepasas a todas'.


Alabadla por el fruto de sus manos, Tau y que sus obras la ensalcen en la plaza.


Su boca es la dulzura y todo él deseable. Tal es mi amado, as es mi compa ero, muchachas de Jerusalén.


La vereda del justo es rectitud, la senda recta del justo tú la allanas.


Y le env an unos disc pulos suyos, con los herodianos, para decirle: 'Maestro, sabemos que eres sincero, que ense as realmente el camino de Dios y que nada te importa de nadie, porque no te fijas en las apariencias de las personas.


porque Herodes sent a respeto por Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y procuraba resguardarlo; cuando lo o a, quedaba muy perplejo, aunque lo escuchaba con gusto.


Pero él les dijo: 'Vosotros presum s de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón; porque lo que los hombres estiman, lo abomina Dios.


Viv a por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era realmente recto y piadoso; esperaba el consuelo de Israel y el Esp ritu Santo resid a en él.


Un hombre llamado José, que era miembro del consejo, hombre bueno y recto, natural de Arimatea, ciudad de Judea,


El que habla por su cuenta busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo ha enviado, ése es sincero y no hay en él fals a alguna.


Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, muy bien considerado por todo el pueblo de los jud os, recibió de un ángel santo la orden de conducirte a su casa y de escuchar tus palabras'.


Un tal Anan as, hombre piadoso según la ley, muy bien conceptuado por todos los habitantes jud os,


Hermanos, buscad de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos de esp ritu y de sabidur a, a los cuales pondremos al frente de este menester.


Como en pleno d a, caminemos con decencia: no en org as ni borracheras; no en fornicaciones ni lujurias; no en discordias ni envidias.


Porque los gobernantes no inspiran temor cuando se observa una buena conducta, sino cuando es mala. ¿Quieres vivir sin temer a la autoridad? Haz el bien, y recibirás su aprobación,


Quien sirve a Cristo de este modo es agradable a Dios y obtiene la aprobación de los hombres.


Es verdadero jud o quien lo es interiormente, y es verdadera circuncisión la del corazón, hecha según el Esp ritu, no según la letra. Este jud o es el que recibe alabanza, no de los hombres, sino de Dios.


As, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Se or. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece.


Y rogamos a Dios que no hagáis nada malo: no para que nosotros aparezcamos buenos, sino para que vosotros practiquéis el bien, aunque nosotros fuéramos desaprobados.


mediante la gloria e ignominia, mediante buena y mala fama; como embusteros, aunque diciendo la verdad;


También enviamos con él al hermano cuya alabanza por el anuncio del evangelio se extiende a través de todas las iglesias.


Pues procuramos hacer lo que es bueno, no sólo ante el Se or, sino también ante los hombres.


Por el contrario, el fruto del Esp ritu es amor, alegr a, paz, comprensión, paciencia, bondad, fidelidad,


Por lo cual, desechando la mentira, que cada uno hable a su prójimo con verdad, porque somos miembros los unos de los otros.


- pues el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y de justicia y de verdad -,


Poneos en pie, ce ida la cintura con la verdad y colocada la coraza de la justicia;


La justicia, sólo la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que Yahveh, tu Dios, te ha de dar.


En fin, hermanos m os, adiós y gozaos en el Se or. Volver a escribiros siempre las mismas cosas a m no me resulta pesado y a vosotros os dará seguridad.


Por lo que respecta a los de fuera, tratadlos con prudente discreción, aprovechando las ocasiones.


para que as llevéis una conducta honorable frente a los de fuera, y no tengáis necesidad de nada.


por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que podamos llevar una vida tranquila y pac fica, con toda piedad y dignidad.


Las mujeres deben ser igualmente dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.


que sepa gobernar bien su propia casa y educar a sus hijos con toda dignidad.


Que nadie te tenga en menos por tu juventud. Al contrario, procura ser modelo de todos los creyentes: en la palabra, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida.


que dé pruebas de su buena conducta, o sea, haber educado a los hijos, haber dado hospitalidad, haber lavado los pies a los fieles, haber asistido a los atribulados, haberse ejercitado en toda suerte de buenas obras.


a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.


sino al contrario: hospitalario, amigo del bien, ponderado, justo, piadoso, due o de s mismo,


el cual se entregó por nosotros, para rescatarnos de toda iniquidad y para purificarnos, haciendo de nosotros un pueblo que fuera su patrimonio, dedicado a buenas obras.


que los ancianos sean sobrios, dignos, ponderados, sanos en la fe, en el amor, en la constancia.


en todo. Da ejemplo tú mismo con obras buenas,con integridad en la ense anza, dignidad,


Que los nuestros aprendan a sobresalir en las buenas obras, para hacer frente a las necesidades de la vida. As no quedarán sin fruto.


Gracias a ella se acreditaron los antiguos.


Orad por nosotros; pues creemos confiadamente tener buena conciencia, dado nuestro deseo de portarnos bien en todo.


La religión pura y sin mancha delante de Dios y Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en dificultades y conservarse limpio del contagio del mundo.


Mas la sabidur a de arriba es, ante todo, pura; luego, pac fica, moderada, indulgente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sincera.


Una vez ya purificados con la sumisión a la verdad ordenada a un sincero amor fraterno, amaos de corazón y con sinceridad unos a otros.


Llevad entre los gentiles una conducta ejemplar. As, en aquellas mismas cosas en que os calumnian como malhechores, cuando vean vuestras buenas obras glorificarán a Dios en el d a de la visita.


Ante todo, tened amor sincero los unos a los otros, porque el amor disculpa todas las ofensas.


Ésta es ya, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. Y en ambas procuro excitar en vosotros, con el recuerdo, una sincera inteligencia.


Hijitos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obra y de verdad.


Quien tiene esta esperanza en él se vuelve puro, como puro es él.


Queridos m os, no os fiéis de todo esp ritu, sino examinad si los esp ritus son de Dios, porque han salido al mundo muchos falsos profetas.


Ahora, hija m a, no temas: yo haré por ti todo lo que digas, porque todos los de mi pueblo saben que tú eres una mujer virtuosa.


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