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Filipenses 4:3 - Biblia Castilian 2003

3 Y a ti te ruego, mi sincero S zigo, que les ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores m os, cuyos nombres están en el Libro de la Vida.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y te pido a ti, mi fiel colaborador, que ayudes a esas dos mujeres, porque trabajaron mucho a mi lado para dar a conocer a otros la Buena Noticia. Trabajaron junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y a ti, Sícigo, verdadero compañero, te pido que las ayudes; no olvides que ellas lucharon conmigo por el Evangelio, lo mismo que Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Ciertamente te ruego también a ti, genuino colaborador,° que las ayudes, ya que ellas lucharon juntamente conmigo en el evangelio, también con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y a ti te ruego, mi sincero Sízigo, que les ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el Libro de la Vida.

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Filipenses 4:3
28 Referans Kwoze  

acumúlales maldad sobre maldades y que no tengan lugar en tu justicia.


Pero ¡si quisieras perdonar su pecado! Y si no, bórrame del libro que tienes escrito'.


Entonces al que quede en Sión, al que sobreviva en Jerusalén, santo se le llamará; quedará inscrito para vivir por siempre en Jerusalén.


Extenderé mi mano contra los profetas que ven vanidades y adivinan mentiras; no estarán en la asamblea de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, no entrarán en el territorio de Israel; y sabréis que yo soy el Se or Yahveh.


'En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran pr ncipe, el defensor de los hijos de tu pueblo; será un tiempo de angustia, cual no lo ha habido desde que existen las naciones hasta entonces. En aquel tiempo se salvará tu pueblo, todos los que estén inscritos en el libro.


Sin embargo, no os alegréis de eso: de que los esp ritus se os sometan; alegraos más bien de que vuestros nombres están ya inscritos en el cielo'.


Por lo tanto, os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestras propias personas como v ctima viva, santa, agradable a Dios; sea éste vuestro culto espiritual.


Saludad a Trifena y a Trifosa, que tanto afán ponen en el servicio del Se or. Saludad a la car sima Pérside, que tanto trabajó en el Se or.


Saludad a Urbano, colaborador nuestro en Cristo, y a mi querido amigo Estacio.


Quiero, hermanos, que sepáis que lo que me ha ocurrido ha redundado en progreso del evangelio,


Éstos lo hacen por amor, sabiendo que estoy puesto para defensa del evangelio;


Lo único que importa es que llevéis una vida digna del evangelio de Cristo, para que, ya sea que vaya a veros, ya sea que esté ausente, oiga yo decir de vosotros que estáis firmes en un solo Esp ritu, luchando a una por la fe del evangelio,


por vuestra contribución a la causa del evangelio desde el primer d a hasta ahora,


Y es justo, en efecto, que yo tenga estos sentimientos con respecto a todos vosotros, porque os llevo en mi corazón, part cipes como sois todos vosotros de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del evangelio.


Tanto a Evodia como a S ntique, les exhorto a que tengan el mismo sentir en el Se or.


tal como aprendisteis de Epafras, nuestro querido consiervo, que es fiel servidor de Cristo en provecho vuestro.


La adorarán todos los habitantes de la tierra, todos aquellos cuyo nombre no está escrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.


La bestia que has visto era y ya no es. Está a punto de subir del abismo, pero camina a la perdición. Los moradores de la tierra, aquellos cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, quedarán atónitos, cuando vean la bestia, pues era, ya no es y vuelve a aparecer.


Vi a los muertos, grandes y peque os, de pie delante del trono, y se abrieron los libros. Se abrió otro libro, que es el de la vida. Se juzgó a los muertos de acuerdo con lo que estaba escrito en los libros, según sus obras.


Y cuantos no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron precipitados en el lago de fuego.


Nada impuro entrará en ella, ni tampoco los que cometen abominación o falsedad, sino sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.


El que venza será vestido as, con vestiduras blancas. No borraré jamás su nombre del libro de la vida, y proclamaré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles'.


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