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Filipenses 2:6 - Biblia Castilian 2003

6 el cual, siendo de condición divina, no se encastilló en ser igual a Dios,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada,

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 el cual, existiendo en forma de Dios, no quiso por usurpación° ser igual con Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 el cual, siendo de condición divina, no se encastilló en ser igual a Dios,

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Filipenses 2:6
37 Referans Kwoze  

Pues bien, el Se or mismo os dará una se al: mirad: la doncella está encinta, va a dar a luz un hijo, y le pondrá el nombre de Emmanuel.


irrumpirán en Judá, inundarán, crecerán, hasta el cuello llegarán; y el despliegue de sus alas será la anchura total de tu pa s, Emmanuel'.


Para aumento del principado y para una paz sin fin, sobre el trono de David se sentará y sobre su reino, para consolidarlo y apoyarlo en derecho y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yahveh Sebaot lo hará.


En sus d as se salvará Judá, e Israel morará seguro. Éste es el nombre con que lo llamarán: 'Yahveh, nuestra justicia'.


Yahveh los dejará abandonados hasta que la que ha de alumbrar dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.


Álzate, espada, contra mi pastor contra mi ayudante - oráculo de Yahveh Sebaot -. Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas: volveré mi mano contra los zagales.


La virgen concebirá en su seno, y dará a luz un hijo y le pondrá el nombre de Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'.


A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, Dios, el que está en el seno del Padre, él es quien lo dio a conocer.


Respondiéronle los jud os: 'No te queremos apedrear por una obra buena, sino por blasfemia: porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios'.


pero si las realizo, aunque a m no me creáis, creed en esas obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre está en m y yo en el Padre'.


Ya habéis o do lo que os dije: me voy, pero volveré a vosotros. Si me amarais, os alegrar ais de que voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo.


Jesús le contesta: 'Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a m, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: 'Muéstranos al Padre'?


Ahora glorif came tú, Padre, junto a ti mismo, con la gloria que yo ten a junto a ti antes que el mundo existiera'.


Tomás le respondió: '¡Se or m o y Dios m o!'.


Por esto, precisamente, los jud os pon an aún más empe o en matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que, además, dec a que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.


a fin de que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió.


a ellos pertenecen los patriarcas, y de ellos procede, según la carne, Cristo; el cual está por encima de todo, Dios bendito para siempre. Amén.


en aquellos incrédulos cuya mente obcecó el dios de este mundo, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.


Conocéis bien la gracia de nuestro Se or Jesucristo: cómo por nosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros fuerais enriquecidos con su pobreza.


¡Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén!


Sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión: Él ha sido manifestado en carne, justificado en esp ritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, cre do en el mundo, ascendido en gloria.


mientras aguardamos la bienaventurada esperanza, o sea, la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús,


Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas,


Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios.


Y en cambio, respecto del Hijo: Tu trono, oh Dios, subsiste para siempre; y tu cetro real es un cetro justiciero.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.


Luego prosiguió: '¡Hecho está! Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré yo gratis de la fuente del agua de la vida.


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