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Ezequiel 8:3 - Biblia Castilian 2003

3 Alargó una especie de mano y me asió por un mechón de los pelos de la cabeza; entonces el esp ritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde estaba el emplazamiento del dolo del celo que provoca los celos.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y extendió como la forma de una mano, y tomándome por una guedeja de mi cabeza, el espíritu me alzó entre la tierra y los cielos, y en visiones de Dios me llevó a Jerusalem, a la entrada de la puerta interior, que mira hacia el norte, donde estaba el asiento de la imagen de los celos, la que provoca a celos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Alargó una especie de mano y me asió por un mechón de los pelos de la cabeza; entonces el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde estaba el emplazamiento del ídolo del celo que provoca los celos.

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Ezequiel 8:3
39 Referans Kwoze  

Y sucederá que, cuando yo me aleje de ti, el esp ritu de Yahveh te llevará adonde yo no sepa; y después que yo se lo haya anunciado a Ajab, él no te encontrará, y entonces me matará, a pesar de que tu siervo teme a Yahveh desde su juventud.


Retiró de delante del templo, de entre el altar y el templo de Yahveh, el altar de bronce que estaba delante de Yahveh, y lo colocó al lado del nuevo altar, hacia el norte.


Luego le dijeron: 'Mira, entre tus siervos hay cincuenta hombres valerosos; deja que vayan a buscar a tu se or, no sea que el esp ritu de Yahveh lo haya tomado y lo haya arrojado en algún monte o algún valle'. Él les respondió: '¡No los enviéis!'.


Colocó el dolo de la aserá que se hab a fabricado en el templo del que Yahveh, hab a dicho a David y a Salomón, su hijo: 'En este templo, y en Jerusalén, la que yo escog de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi nombre para siempre.


Con sus altos sagrados lo irritaron y le dieron celos con sus dolos.


No te harás ninguna imagen esculpida, ni figura de lo que hay arriba en el cielo, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra.


No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,


No te postres delante de otro dios porque Yahveh se llama Celoso. Es un Dios celoso.


Pusieron sus abominaciones en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo,


Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo a mis ojos - oráculo de Yahveh -, y han puesto sus dolos en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo.


El a o treinta, el d a cinco del cuarto mes, estando yo entre los deportados, junto al r o Quebar, se abrieron los cielos y tuve visiones divinas.


Cuando entró aquel hombre, los querubines estaban parados a la derecha del templo, y la nube llenaba el atrio interior.


El esp ritu me elevó y me llevó a la puerta oriental del templo de Yahveh, la que mira a oriente. Y vi que a la entrada de la puerta hab a veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazan as, hijo de Azur, y a Pelat as, hijo de Bena as, jefes del pueblo.


El esp ritu me levantó y me llevó en visión, por el esp ritu de Dios, en dirección a Caldea, a los deportados, y as desapareció de mi vista la visión que hab a tenido.


Miré, y vi una mano extendida hacia m. Vi que en ella hab a un libro enrollado.


Entonces el Esp ritu me elevó y o detrás de m el ruido de un gran trueno cuando la gloria de Yahveh se elevaba de su lugar.


El esp ritu me elevó y me arrebató, y yo iba amargado por la excitación de mi esp ritu, pues la mano de Yahveh pesaba sobre m.


La mano de Yahveh se posó sobre m. Yahveh me sacó fuera en esp ritu y me dejó en medio de una llanura que estaba llena de huesos.


Me llevó en visiones divinas al pa s de Israel y me situó sobre un monte muy alto, encima del cual hab a, por la parte del mediod a, una construcción a manera de ciudad.


el esp ritu me elevó, me llevó al atrio exterior, y he aqu que la gloria de Yahveh llenaba el templo.


poniendo su umbral junto a mi umbral y las jambas de sus puertas al lado de las jambas de mis puertas, con un solo muro entre ellos y yo. Contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron; por eso los he consumido en mi ira.


Por eso - por mi vida; oráculo del Se or Yahveh -, puesto que has contaminado mi santuario con todos tus dolos y todas tus abominaciones, también yo te voy a cortar de ra z, sin que se apiaden mis ojos de ti; no tendré compasión''.


De sus bellas alhajas hicieron alarde y fabricaron con ellas sus imágenes, sus dolos abominables; por eso se las convertiré en estiércol.


Y me dijo: 'Hijo de hombre, alza tus ojos hacia el norte'. Alcé los ojos hacia el norte, y all, al norte de la puerta del altar, a la entrada, estaba aquel dolo del celo.


Y vi seis hombres que ven an por el camino de la puerta superior, la que mira al norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. Entre ellos hab a uno vestido de lino, con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se pararon junto al altar de bronce.


Entonces una mano me tocó, me obligó a sostenerme sobre las rodillas y sobre las palmas de las manos


Aquel que ten a apariencia humana me tocó de nuevo, me infundió vigor


En aquel instante, aparecieron los dedos de una mano humana que escrib an, delante del candelabro, sobre el yeso de la pared del palacio real. El rey ve a la palma de la mano que escrib a.


Apenas salieron del agua, el Esp ritu del Se or arrebató a Felipe y no volvió a verlo el eunuco, que siguió su camino lleno de alegr a.


Excitan sus celos con dioses extra os, lo provocan con abominaciones;


Provocaron mis celos con lo que no es Dios, me irritaron con sus dolos vanos. Mas yo provocaré sus celos con lo que ni siquiera es pueblo, los irritaré con una nación vana.


Porque Yahveh, tu Dios, es fuego devorador, Dios celoso.


No te postrarás ante ellas ni las servirás, porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian;


porque Yahveh, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso, y la cólera de Yahveh, tu Dios, se encender a contra ti y te exterminar a de sobre la tierra.


Entonces Josué dijo al pueblo: 'No podréis servir a Yahveh, porque es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará vuestras faltas y pecados.


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