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Éxodo 9:16 - Biblia Castilian 2003

16 Pero te he dejado con vida, para darte a conocer mi fuerza y para que mi nombre se divulgue sobre toda la tierra.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito: mostrarte mi poder y dar a conocer mi fama por toda la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero no, preferí mantenerte de pie, para que veas mi fuerza y para que se celebre mi Nombre por toda la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Mas para esto te he sostenido, para mostrar en ti mi poder, y para proclamar mi Nombre por toda la tierra.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero te he dejado con vida, para darte a conocer mi fuerza y para que mi nombre se divulgue sobre toda la tierra.

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Éxodo 9:16
30 Referans Kwoze  

Y por otra parte, ¿quién hay como tu pueblo, como Israel - nación única en la tierra -, al que Dios haya venido a rescatar para hacerlo su pueblo y darle renombre, para realizar en él portentos y maravillas arrojando a las gentes y sus dioses delante de tu pueblo que rescataste de Egipto para ti?


Aquella misma noche salió el ángel de Yahveh y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Cuando se levantaron por la ma ana, vieron que no hab a más que cadáveres.


publicad entre las gentes su renombre y en todas las naciones sus portentos!


Tú obraste se ales y prodigios contra el Faraón, contra todos sus siervos y toda la gente de su pa s, porque sab as que eran altaneros contra ellos; y as hiciste famoso tu nombre hasta el d a de hoy.


Él, con todo, los libró, a causa de su nombre y para dar a conocer su poder o.


entorpece sus lenguas, y cuantos lo ven, menean la cabeza.


cuando Dios se levanta a hacer justicia, a salvar a los afligidos de la tierra. Selah


Yo endureceré el corazón de los egipcios y entrarán detrás de ellos. Me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus guerreros.


Yo endureceré el corazón del Faraón, que se lanzará tras ellos, pero yo me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército. As reconocerán los egipcios que yo soy Yahveh'. As lo hicieron.


Ahora reconozco que Yahveh es más grande que todos los dioses, pues as se ha mostrado en el preciso momento en que se tiranizaba a los suyos'.


Si en un principio hubiera extendido mi mano y te hubiese herido con la peste, a ti y a tu pueblo, habr as desaparecido de la tierra.


Tú te opones todav a a mi pueblo y no lo dejas partir.


Todo lo hizo Yahveh con un fin: también al malvado para el d a de la miseria.


Tú hiciste se ales y portentos en el pa s de Egipto hasta hoy, como en Israel y en la humanidad, y te has hecho un nombre, como sucede hoy;


'Manifestaré mi gloria entre las naciones y todas las naciones verán la justicia que hago en ellas y ejecuto con mi mano.


Porque desde el lugar por donde sale el sol hasta el lugar de su ocaso, mi nombre es grande entre las naciones; y en todo lugar, un sacrificio humeante, una oblación pura, se ofrece a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones - dice Yahveh Sebaot -.


Maldito el fraudulento que, teniendo en su reba o un macho sano, ofrecido en voto, sacrifica al Se or bestia lisiada. Yo soy el gran rey - dice Yahveh Sebaot -, y mi nombre es respetado en las naciones.


Pero por mi vida y por la gloria de Yahveh que llena toda la tierra;


Y as, la Escritura dice al faraón: Precisamente para esto te suscité: para darte a conocer mi fuerza y para que mi nombre se divulgue sobre toda la tierra.


¿Y qué, si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con inmensa paciencia vasijas objeto de su ira, dispuestas ya para la perdición,


para que todos los pueblos de la tierra reconozcan que la mano de Yahveh es poderosa, y para que vosotros temáis perpetuamente a Yahveh, vuestro Dios''.


Es digno de alabanza quien, con la conciencia de que Dios lo quiere, soporta penas y padecimientos injustos.


en piedra de tropiezo y roca de escándalo. En ella tropiezan los que se rebelan contra la palabra. Éste es su paradero.


Se han infiltrado, en efecto, algunos hombres imp os, inscritos ya desde antiguo para este juicio, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y que niegan al único Soberano y Se or nuestro, Jesucristo.


¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de la mano de estos dioses poderosos? ¡Éstos son los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto!


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