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Ester 9:30 - Biblia Castilian 2003

30 Se enviaron cartas a todos los jud os, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de fidelidad,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Se enviaron cartas con deseos de paz y seguridad a los judíos de las ciento veintisiete provincias del imperio de Jerjes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Se despacharon cartas a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y de amistad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y él envió cartas a todos los judíos que había en las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y verdad,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Se enviaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de fidelidad,

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Ester 9:30
7 Referans Kwoze  

Sara vivió ciento veintisiete a os. Éstos fueron los a os de la vida de Sara.


(1a) El a o segundo del reinado de Artajerjes el Grande, el d a primero del mes de nisán, tuvo un sue o Mardoqueo hijo de Ya r, hijo de Seme, hijo de Quis, de la tribu de Benjam n. (1b) Mardoqueo era un jud o que viv a en la ciudad de Susa, personaje muy importante, que serv a en el palacio del rey. (1c) Era de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, hab a llevado de Jerusalén con Jecon as, rey de Judea. (1d) Y éste fue su sue o. Hab a gritos y alboroto, truenos y terremotos, temblor en la tierra. (1e) Y en esto dos grandes dragones avanzaron, uno y otro dispuestos a luchar, y lanzaron un gran rugido. (1f) A su rugido, todas las naciones se aprestaron para la guerra, para combatir contra la nación de los justos. (1g) Fue un d a de tinieblas y de oscuridad, de tribulación y de angustia, de estrago y de gran perturbación sobre la tierra. (1h) Toda la nación de los justos se turbó por miedo a tantos males; se dispon an a morir y clamaron a Dios. (1i) A su clamor, nació como de una peque a fuente un gran r o, agua en abundancia. (1k) La luz y el sol se levantaron; los humildes fueron ensalzados y devoraron a los revestidos de gloria. (1l) Cuando despertó Mardoqueo, ten a profundamente grabado el sue o y se empe ó a toda costa, hasta llegada la noche, en desentra ar su sentido y lo que Dios se propon a hacer. (1m) Mardoqueo viv a en el palacio con Gabat y Tarra, los dos eunucos del rey que custodiaban el palacio. (1n) All tuvo noticia de sus planes, descubrió sus proyectos y averiguó que se preparaban para poner sus manos sobre el rey Artajerjes. Entonces los denunció al rey. (1o) El rey mandó interrogar a los dos eunucos, que después de haberlo confesado, fueron llevados al suplicio. (1p) Para memoria de ello, el rey mandó poner estos hechos por escrito, y también Mardoqueo escribió sobre estos sucesos. (1q) El rey dio orden de que Mardoqueo desempe ase un cargo en el palacio y le dio regalos por su actuación. (1r) Pero Amán, hijo de Hamdatá, del pa s de Agag[, que gozaba del favor del rey, buscó la manera de hacer da o a Mardoqueo y a su pueblo por el asunto de los dos eunucos del rey. Sucedió en tiempos de Asuero, aquel Asuero que reinó desde la India hasta Etiop a sobre ciento veintisiete provincias,


Llamaron, pues, a los secretarios del rey en aquel momento, en el tercer mes, que es el mes de siván, el veintitrés del mismo, y siguiendo las instrucciones de Mardoqueo, escribieron a los jud os, a los sátrapas, a los gobernadores y a los grandes de las provincias, desde la India hasta Etiop a, o sea, a las ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, y a los jud os según su escritura y según su lengua.


Perece quien está lejos de ti: tú destruyes a todo el que es infiel.


la obra de la justicia será la paz, fruto de la justicia será la tranquilidad y la seguridad para siempre.


Dijo entonces Ezequ as a Isa as: 'Justa es la sentencia de Yahveh que has pronunciado'. Pues pensaba: 'Al menos habrá paz y seguridad en mis d as'.


'As dice Yahveh Sebaot: el ayuno del mes cuarto y el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo serán para la casa de Judá gozo y alegr a y solemne d a festivo. Pero amad la verdad y la paz'.


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