Ester 9:3 - Biblia Castilian 20033 Todos los grandes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios del rey apoyaron a los jud os, porque el terror hacia Mardoqueo se hab a adue ado de todos ellos, Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19603 Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente3 Además, todos los nobles de las provincias, los funcionarios de más alta posición, los gobernadores y los funcionarios reales ayudaron a los judíos por temor a Mardoqueo. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)3 Todos los gobernadores de provincia, los jefes, los responsables y los funcionarios del rey, ayudaron a los judíos por temor a Mardoqueo. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion3 Y todos los príncipes de las provincias, y los sátrapas, y los gobernadores, y los funcionarios menores del rey, apoyaban a los judíos, porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos, Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19753 Todos los grandes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios del rey apoyaron a los judíos, porque el terror hacia Mardoqueo se había adueñado de todos ellos, Gade chapit la |
El d a trece del primer mes fueron convocados los secretarios del rey y se escribió exactamente, según las órdenes de Amán, a los sátrapas del rey, a los gobernadores de cada provincia y a los grandes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua. El escrito se hac a en nombre del rey Asuero y estaba sellado con el anillo real.
En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera llegaba la orden del rey y su edicto, hab a entre los jud os regocijo y alegr a, banquete y d a de fiesta. Muchos de los habitantes del pa s se hicieron jud os, porque el temor a los jud os se hab a apoderado de ellos. En el duodécimo mes, que es el mes de Adar, el d a trece del mes, cuando deb an ser ejecutados la orden del rey y su edicto, en ese d a en que los enemigos de los jud os esperaban adue arse de ellos, la situación experimentó un vuelco radical, pues fueron los jud os quienes se adue aron de los que los odiaban.
y le dijo: 'Si al rey le parece bien y si cuento con su favor, si la petición le parece justa al rey y yo soy agradable a sus ojos, que se escriba para que sean revocadas las cartas y los proyectos que Amán, hijo de Hamdatá, el de Agag, escribió para exterminar a los jud os que se encuentran en todas las provincias del rey.
Llamaron, pues, a los secretarios del rey en aquel momento, en el tercer mes, que es el mes de siván, el veintitrés del mismo, y siguiendo las instrucciones de Mardoqueo, escribieron a los jud os, a los sátrapas, a los gobernadores y a los grandes de las provincias, desde la India hasta Etiop a, o sea, a las ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, y a los jud os según su escritura y según su lengua.