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Esdras 6:22 - Biblia Castilian 2003

22 Celebraron con gran júbilo la fiesta de los Ázimos durante siete d as, porque Yahveh les hab a colmado de gozo, ya que hab a transformado en su favor el corazón del rey de Asiria hasta el punto de ayudarles para la obra del templo de Dios, el Dios de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Luego celebraron el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días. Hubo mucha alegría en toda la tierra, porque el Señor había hecho que el rey de Asiria les diera su favor al ayudarlos a reconstruir el templo de Dios, el Dios de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Celebraron con alegría durante siete días la fiesta de los panes sin levadura, porque Yavé los había colmado de alegría, pues había tornado favorable para ellos el corazón del rey de Asiria, quien había venido en su ayuda para reconstruir el Templo de Dios, del Dios de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 y celebraron la festividad de los Ázimos durante siete días con regocijo, por cuanto YHVH los había alegrado y había dispuesto en su favor el corazón del rey de Asiria para fortalecer sus manos en la obra de la Casa de Dios, el Dios de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Celebraron con gran júbilo la fiesta de los Ázimos durante siete días, porque Yahveh les había colmado de gozo, ya que había transformado en su favor el corazón del rey de Asiria hasta el punto de ayudarles para la obra del templo de Dios, el Dios de Israel.

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Esdras 6:22
20 Referans Kwoze  

En su tiempo subió el Faraón Necó, rey de Egipto, en ayuda del rey de Asiria, hacia el r o Éufrates. Salió el rey Jos as a su encuentro, pero apenas se enfrentaron, el Faraón le dio muerte en Meguidó.


A continuación Joadá montó una guardia en el templo de Yahveh bajo la autoridad de los sacerdotes y de los levitas que David hab a distribuido en el templo de Yahveh, para ofrecer holocaustos a Yahveh conforme está escrito en la ley de Moisés, con alegr a y cánticos, según las disposiciones de David.


Después, el rey Ezequ as y los jefes ordenaron a los levitas que entonaran alabanzas a Yahveh con las palabras de David y de Asaf, el vidente. Ellos, con gran júbilo, cantaron las alabanzas y luego doblaron las rodillas y se postraron.


Los israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete d as con grande alegr a, mientras los levitas y los sacerdotes cantaban alabanzas a Yahveh cada d a con voz poderosa.


Entonces Yahveh hizo que vinieran contra ellos los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes prendieron a Manasés con garfios, lo ataron con grillos de bronce y as se lo llevaron a Babilonia.


Los israelitas que se hallaban all celebraron en aquella ocasión la Pascua y la fiesta de los Ázimos durante siete d as.


El a o primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento del oráculo de Yahveh pronunciado por Jerem as, excitó Yahveh el esp ritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo publicar de viva voz y también por escrito, por todo su reino, este decreto:


Entonces el rey Dar o ordenó investigar en los archivos donde se guardaban los documentos de Babilonia.


¡Bendito sea Yahveh, Dios de nuestros padres, que dispuso as el corazón del rey para glorificar el templo de Yahveh que está en Jerusalén,


Cuando se produjeron estos sucesos, yo no estaba en Jerusalén, porque el a o treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, hab a ido yo a presentarme al rey. Pero al cabo de algún tiempo, ped permiso al rey


Si Yahveh se complace en la conducta de un hombre, lo reconciliará hasta con sus mismos enemigos.


Arroyo es el corazón del rey en manos de Yahveh: que él dirige adonde quiere.


los babilonios y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y con ellos todos los asirios, jóvenes apuestos, gobernadores y prefectos, nobles y capitanes, todos ellos magn ficos jinetes.


El primer d a de los ázimos se acercaron los disc pulos a Jesús para preguntarle: '¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la Pascua?'.


Respondió Jesús: 'Ninguna autoridad tendr as sobre m, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado'.


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