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Esdras 2:68 - Biblia Castilian 2003

68 Algunos de los cabezas de familia, cuando llegaron al templo de Yahveh, en Jerusalén, ofrecieron donativos voluntarios al templo de Dios, para que fuera reconstruido en su mismo emplazamiento.

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Biblia Reina Valera 1960

68 Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

68 Cuando llegaron al templo del Señor en Jerusalén, algunos de los jefes de familia entregaron ofrendas voluntarias para la reconstrucción del templo de Dios en su sitio original,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

68 Algunos jefes de familia al llegar al Templo de Yavé en Jerusalén hicieron ofrendas voluntarias para el Templo de Yavé, para que se lo reconstruyera en el mismo lugar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

68 Y cuando llegaron a la Casa de YHVH, algunos de los cabezas de familia que estaban en Jerusalem, dieron ofrendas voluntarias para que reedificaran la Casa de Dios en sus propios cimientos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

68 Algunos de los cabezas de familia, cuando llegaron al templo de Yahveh, en Jerusalén, ofrecieron donativos voluntarios al templo de Dios, para que fuera reconstruido en su mismo emplazamiento.

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Esdras 2:68
20 Referans Kwoze  

Entonces el ángel de Yahveh dijo a Gad que diera a David la orden de subir a la era de Ornán, el jebuseo, para erigir all un altar a Yahveh.


Dijo entonces David: '¡Ésta es la casa de Yahveh Dios, y éste es el altar del holocausto para Israel!'.


Salomón comenzó a construir el templo de Yahveh, en Jerusalén, en el monte Moria, donde Yahveh se hab a aparecido a su padre David, en el lugar que David hab a preparado, en la era de Ornán el jebuseo.


cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.


Según sus posibilidades, entregaron al tesoro de la obra sesenta y un mil dáricos de oro, cinco mil minas de plata y cien túnicas sacerdotales.


Erigieron el altar sobre sus cimientos, a pesar del temor que les inspiraban los habitantes del pa s, y ofrecieron en él holocaustos a Yahveh, los holocaustos de la ma ana y de la tarde.


Esclavos fuimos. Pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud, sino que inclinó hacia nosotros la benevolencia de los reyes de Persia y nos reanimó para levantar el templo de nuestro Dios, reparar sus ruinas y construirnos una muralla de defensa en Judá y en Jerusalén.


En ti está la nobleza desde tu nacimiento en esplendor sagrado desde el seno, desde la aurora de tu infancia.


'Di a los israelitas que me traigan ofrendas; vosotros las recibiréis, para m, de todo aquel que las ofrezca de buen corazón.


Se acercaron luego todos aquellos a quienes impulsaba su corazón, los generosos de esp ritu, y ofrecieron dones a Yahveh para la obra de la tienda del encuentro, para su servicio y para las vestiduras sagradas.


Todos los israelitas, hombres y mujeres a quienes la generosidad de su corazón mov a a contribuir a la obra que Yahveh, por mediación de Moisés, hab a ordenado hacer, aportaron una contribución generosa a Yahveh.


Recibieron de Moisés todas las ofrendas que hab an aportado los israelitas, para la ejecución de toda la obra del santuario. Mientras tanto, los israelitas segu an aportando cada ma ana sus ofrendas voluntarias.


Porque cuando hay buena voluntad, se acepta con gusto lo que uno tiene y no se le pide lo que no tiene.


Porque doy fe de que según sus recursos, e incluso por encima de ellos, por propia iniciativa,


Cada uno dé lo que su corazón le dicte, no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegr a.


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