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Efesios 4:17 - Biblia Castilian 2003

17 Esto es, por tanto, lo que os digo y os conjuro en el Se or: que no viváis ya como viven los gentiles, en la vacuidad de su mente,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Con la autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a Dios, porque ellos están irremediablemente confundidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Les digo, pues, y con insistencia les advierto en el Señor que no imiten a los paganos, que se mueven por cosas inútiles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Esto pues digo y requiero en el Señor: que ya no viváis como viven° los gentiles,° en la futilidad de su mente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Esto es, por tanto, lo que os digo y os conjuro en el Señor: que no viváis ya como viven los gentiles, en la vacuidad de su mente,

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Efesios 4:17
35 Referans Kwoze  

Por aquellos d as vi que hab a en Judá quienes pisaban los lagares en sábado, que acarreaban las mieses, que cargaban sobre los asnos vino, uvas, higos y toda clase de fardos, y los tra an a Jerusalén en d a de sábado, y les reproché que vendieran estos v veres.


Es Yahveh quien os lo dice, resto de Judá: no vayáis a Egipto. Os lo he advertido'.


Si un hombre se acuesta con una mujer y tiene una eyaculación, ambos se ba arán y serán impuros hasta la tarde'.


porque tengo cinco hermanos -, con el fin de prevenirlos, para que no vengan también ellos a este lugar de tormento'.


diciendo a gritos: '¿Qué hacéis, hombres? También nosotros somos hombres, sujetos a las mismas miserias que vosotros, y os traemos la buena noticia de que debéis convertiros de estas vanidades al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y el mar y todo cuanto hay en ellos.


Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se consagró de lleno a la predicación, testificando a los jud os que Jesús era el Cristo.


Y con otras muchas palabras les insist a y exhortaba diciendo: 'Libraos de esta generación torcida'.


proclamando solemnemente a jud os y a griegos la conversión a Dios y la fe en nuestro Se or Jesús.


Pues habiendo conocido a Dios, no le dieron gloria como a Dios ni le mostraron gratitud; antes se extraviaron en sus razonamientos y su insensato corazón quedó en tinieblas.


Me refiero a que cada uno de vosotros dice: 'Yo soy de Pablo'; 'Yo de Apolo'; 'Yo de Cefas'; 'Yo de Cristo'.


Pero os digo esto, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.


Tened esto presente: a siembra mezquina, cosecha mezquina; a siembra abundante, cosecha abundante.


Pues bien, digo esto: un testamento debidamente otorgado por Dios, no lo puede anular una ley que apareció cuatrocientos treinta a os después, hasta el punto de hacer ineficaz la promesa.


Y otra vez declaro a todo el que se circuncida: que está obligado a guardar toda la ley.


Puso bajos sus pies todas las cosas y lo dio por cabeza suprema a la Iglesia,


a saber, que os despojéis, por lo que se refiere a vuestro anterior género de vida, del hombre viejo que se va corrompiendo a medida que sigue las tendencias de la seducción,


Escucharás, pues, la voz de Yahveh, tu Dios, y pondrás en práctica sus mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy'.


Que nadie os anule el premio apelando a la mortificación y al culto de los ángeles, intentando comprender el sentido de las visiones que cree haber tenido y tontamente hinchado por sus pensamientos humanos,


Os digo esto para que nadie os enga e con discursos capciosos.


y que nadie, en este asunto, ofenda o enga e a su hermano. Porque el vengador de todo esto es el Se or, como ya os lo dijimos de antemano y os lo atestiguamos.


En la presencia de Dios y Cristo Jesús y de los ángeles, sus elegidos, te encargo solemnemente que observes estas normas, sin prejuicio, siendo en todo imparcial.


Y ahora, en la presencia de Dios, que da vida a todos los seres, y de Cristo Jesús, que proclamó tan bella confesión ante Poncio Pilato, te encargo solemnemente


Te conjuro, en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, en nombre de su venida y de su reino:


sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, recibida de vuestros padres, no con cosas corruptibles, plata u oro,


Profiriendo discursos ampulosos y vac os, seducen con pasiones de la carne y desenfrenos a los que apenas han acabado de distanciarse de los que viven en el error.


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