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Eclesiastés 9:9 - Biblia Castilian 2003

9 Goza de la vida con la mujer que amas durante todos los d as de la vana existencia que Dios te concede bajo el sol, porque tal es tu suerte en la vida y en las fatigas que te tomas bajo el sol.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Vive feliz junto a la mujer que amas, todos los insignificantes días de vida que Dios te haya dado bajo el sol. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida fugaz, pues ésa es tu parte durante todo el tiempo que te afanas bajo el sol.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida vana que te han concedido debajo del sol. Sí, todos tus días de vanidad, pues ésta es tu recompensa en la vida y en el trabajo en que te afanas° debajo del sol.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Goza de la vida con la mujer que amas durante todos los días de la vana existencia que Dios te concede bajo el sol, porque tal es tu suerte en la vida y en las fatigas que te tomas bajo el sol.

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Eclesiastés 9:9
14 Referans Kwoze  

Llevaba ya Isaac largo tiempo all cuando un d a Abimélec, rey de los filisteos, se asomó a la ventana y vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer.


Lo mismo que el vapor es el hombre, sus d as, como la sombra que declina.


Hazme, Se or, saber mi fin y cuál es la medida de mis d as, para ver cuán ef mera es mi suerte.


Hallar una esposa es hallar la dicha y alcanzar un favor de Yahveh.


Casa y hacienda son herencia paterna; la mujer prudente es un don de Yahveh.


Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.


No hay otra dicha para el hombre que comer y beber y regalarse con el fruto de sus fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano de Dios;


pues que el hombre coma, beba y se regale con el fruto de su trabajo es también don de Dios.


Y he concluido que no hay otra dicha para el hombre que disfrutar de sus obras, pues ésa es su suerte. Porque, ¿quién le permitirá contemplar lo que ha de venir tras él?


Además, si Dios concede a un hombre riqueza y fortuna, y le permite utilizarla, servirse de ella y gozar del fruto de su trabajo, eso s es don de Dios.


¿Quién sabe lo que es bueno para el hombre durante la vida, durante los d as de su vana vida, por la que pasa como una sombra? ¿Quién indicará al hombre lo que después de él sucederá bajo el sol?


Estas cosas he visto en los d as de mi vanidad: justos que perecen en su justicia y perversos que prolongan sus d as en la maldad.


¿No os ha hecho como un mismo ser, de carne y de esp ritu? Y, ¿qué busca este único ser? ¡Una descendencia para Dios! Guardad, pues, vuestro esp ritu. No traicionéis a la esposa de vuestra juventud.


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