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Eclesiastés 9:11 - Biblia Castilian 2003

11 He visto además bajo el sol que no son los veloces quienes ganan la carrera, ni los héroes el combate, que también hay sabios sin pan, inteligentes sin estima, porque en todo interviene la suerte y la desgracia.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no necesariamente son ricos, y los bien instruidos no siempre tienen éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar correcto en el momento oportuno.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Aún he visto esto bajo el sol, que la carrera no la ganan los más rápidos, ni la lucha los que tienen más fuerzas; no hay más pan para los sabios, ni más riquezas para los inteligentes, ni más favores para los entendidos. Pues para todos se da la ocasión y la mala suerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Me volví y vi debajo del sol que la carrera no es de los veloces, ni la batalla de los fuertes, ni de los sabios el pan, ni de los inteligentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor, sino que un tiempo y una suerte alcanzan a todos ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 He visto además bajo el sol que no son los veloces quienes ganan la carrera, ni los héroes el combate, que también hay sabios sin pan, inteligentes sin estima, porque en todo interviene la suerte y la desgracia.

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Eclesiastés 9:11
35 Referans Kwoze  

Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: 'El consejo de Jusay, el arquita, es preferible al de Ajitófel'. La realidad era que Yahveh hab a determinado frustrar el acertado consejo de Ajitófel, para lanzar Yahveh sobre Absalón la desgracia.


Cuando Ajitófel vio que no se hab a seguido su consejo, aparejó el asno, emprendió el camino y se fue a su casa, a su ciudad; después de disponer de sus cosas, se ahorcó y murió. Fue sepultado en el sepulcro de su padre.


Y éste les dijo: '¡Estad atentos todos los de Judá, y vosotros habitantes de Jerusalén, y tú rey Josafat! Esto os dice Yahveh: no temáis ni os amedrentéis ante esa gran muchedumbre, porque no es vuestro el combate, sino de Dios.


Si él calla, ¿quién condenará? Si encubre su rostro, ¿quién lo percibe? Él se preocupa de pueblos e individuos,


Eres resplandeciente, poderoso: con monta as de bot n,


Escuche el sabio y aumentará su saber; el inteligente ganará en habilidad,


He meditado sobre la sabidur a, la locura y la necedad, como hombre que recorre un camino que ya otros recorrieron.


He comprendido que todo lo que hace Dios es para siempre: nada cabe a adir ni nada quitar. As Dios consigue que se le tema.


Y me dije: 'Dios juzgará al justo y al imp o, porque toda cosa tiene su tiempo y toda acción tendrá su juicio'.


He visto además todos los abusos que se cometen bajo el sol: el llanto de los oprimidos sin que nadie los consuele, la violencia de los opresores sin que nadie reclame venganza.


He visto que todo esfuerzo y todo triunfo en el trabajo provoca la envidia del hombre contra su prójimo. También eso es vanidad y atrapar viento.


Contempla la obra de Dios: ¿Quién podrá enderezar lo que él ha curvado?


vanidad. Todos corren la misma suerte: el justo y el imp o, el bueno y el malvado, el puro y el impuro, el que sacrifica y el que no sacrifica. Lo mismo es del bueno que del pecador, del que jura como del que teme jurar.


Esto es lo peor de cuanto acontece bajo el sol: que una misma es la suerte para todos. Además, el corazón de los hombres está lleno de malicia y de estupidez durante la vida; y después, ¡con los muertos!


El ágil no huye, no escapa el guerrero: Al norte, a orilla del Éufrates, tropezaron y cayeron.


¿Cómo podéis decir: 'Somos guerreros, hombres fuertes para la guerra?'.


sino de esto se ufane quien quiera ufanarse: de ser sensato y conocerme, pues yo soy Yahveh, que practico la bondad, el derecho y la justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco' - oráculo de Yahveh -.


Entonces tomó la palabra y me respondió as: 'Ésta es la palabra de Yahveh a Zorobabel: no por el poder ni por la fuerza, sino por mi esp ritu - dice Yahveh Sebaot -.


Entonces volveréis a distinguir entre justos e imp os, entre quien sirve a Dios y quien no le sirve.


En él mismo hemos sido también agraciados con la herencia, predestinados - según el previo decreto del que lo impulsa todo conforme a la decisión de su voluntad -


y entonces digas en tu corazón: 'Mi propia fuerza y el poder de mi mano me han proporcionado esta riqueza'.


Acuérdate de Yahveh, tu Dios, que fue quien te dio fuerza para procurarte riqueza, a fin de establecer la alianza que bajo juramento prometió a tus padres, como en el presente se ve.


As, con una honda y un guijarro, venció David al filisteo; lo hirió y le dio muerte, sin tener espada en su mano.


Fijaos bien: si toma el camino de su pa s y sube hacia Bet Semes, es Yahveh quien nos ha tra do esta gran calamidad; en caso contrario, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que esto nos ha sucedido por casualidad'.


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