Eclesiastés 2:10 - Biblia Castilian 2003

¹⁰ Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Todo lo que quise lo hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor;

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ Todo lo que mis ojos deseaban, me lo concedí; no hubo placer del cual me haya privado, pues encontraba mi alegría en todo lo que hacía. Así, al menos recogía el fruto de mi trabajo.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ Nada de cuanto mis ojos deseaban les negué, ni privé a mi corazón de placer alguno, pues mi corazón gozaba de toda mi labor, y esta era la porción° de todo mi trabajo.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.

Eclesiastés 2:10 Referans Kwoze

Génesis 3:6

Vio la mujer que el árbol ten a frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabidur a; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella. Y también él comió.

Génesis 6:2

vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para s por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.

Job 31:1

Yo hab a hecho pacto con mis ojos de no ponerlos en doncella alguna.

Salmos 119:37

Desv a mi mirada de lo vano y haz que viva en tus caminos.

Salmos 128:2

Cuando comes del fruto de tus manos dichoso tú y afortunado.

Proverbios 23:5

pones los ojos en ellas, y se disipan, pues parecen tener alas como el águila que se remonta hasta los cielos.

Eclesiastés 11:9

Alégrate, joven, en tu adolescencia y vive feliz en los d as de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y da placer a tus ojos. Pero sábete que por todo ello Dios te llamará a juicio.

Eclesiastés 2:1

Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegr a, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

Eclesiastés 2:22

¿Qué saca, pues, el hombre de todos los afanes y fatigas que se toma bajo el sol?

Eclesiastés 2:24

No hay otra dicha para el hombre que comer y beber y regalarse con el fruto de sus fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano de Dios;

Eclesiastés 3:22

Y he concluido que no hay otra dicha para el hombre que disfrutar de sus obras, pues ésa es su suerte. Porque, ¿quién le permitirá contemplar lo que ha de venir tras él?

Eclesiastés 5:10

Donde hay mucha riqueza hay muchos a comerla, y ¿qué consigue con ello el propietario más que el verlo con sus ojos?

Eclesiastés 5:17

Entonces he concluido que la dicha para el hombre consiste en comer, beber y gozar del fruto de todas las fatigas que se toma bajo el sol durante los d as de vida que Dios le concede, pues tal es su destino.

Eclesiastés 5:18

Además, si Dios concede a un hombre riqueza y fortuna, y le permite utilizarla, servirse de ella y gozar del fruto de su trabajo, eso s es don de Dios.

Eclesiastés 6:2

A un individuo Dios le concede riqueza, fortuna y gloria: nada le falta de cuanto pudiera desear. Pero Dios no le permite disfrutar de todo ello, sino que lo disfruta un extra o. Esto es vanidad y triste desventura.

Eclesiastés 6:9

Más vale ser realista que perderse en cavilaciones. También eso es vanidad y atrapar viento.

Eclesiastés 8:15

Y alabo la alegr a, porque no hay otra dicha para el hombre bajo el sol que comer, beber y gozar: es lo que le queda de su esfuerzo durante los d as de vida que Dios le concede bajo el sol.

Eclesiastés 9:6

Perecieron sus amores, sus odios, sus envidias; jamás tomarán parte en cuanto acaece bajo el sol.

Eclesiastés 9:9

Goza de la vida con la mujer que amas durante todos los d as de la vana existencia que Dios te concede bajo el sol, porque tal es tu suerte en la vida y en las fatigas que te tomas bajo el sol.

1 Juan 2:16

porque todo lo que hay en el mundo - los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia - no proviene del Padre, sino que procede del mundo.

Jueces 14:2

Subió y se lo comunicó a su padre y a su madre: 'He visto en Timná una mujer de las hijas de los filisteos; tomadla para m por esposa'.