Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





Daniel 9:26 - Biblia Castilian 2003

26 Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido y nada quedará. Vendrá un pr ncipe con su tropa y destruirá la ciudad y el santuario. El final será un cataclismo, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones decretadas.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

26 »Después de este período de sesenta y dos conjuntos de siete, matarán al Ungido sin que parezca haber logrado nada y surgirá un gobernante cuyos ejércitos destruirán la ciudad y el templo. El fin llegará con una inundación; guerra, y la miseria que acarrea, está decretada desde ese momento hasta el fin.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Después de las sesenta y dos semanas, será eliminado un hombre consagrado, sin que se encuentre culpa en él. Llegará un pueblo cuyo jefe destruirá la ciudad y el Templo: todo quedará sumergido y habrá guerras y desastres hasta el fin.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

26 Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el Santuario, pero su fin será como una inundación, y hasta el fin de la guerra han sido decretados asolamientos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido y nada quedará. Vendrá un príncipe con su tropa y destruirá la ciudad y el santuario. El final será un cataclismo, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones decretadas.

Gade chapit la Kopi




Daniel 9:26
39 Referans Kwoze  

Entonces ellos dijeron al rey: 'Aquel hombre nos aniquiló y trató de extinguirnos para hacernos desaparecer de todo el territorio de Israel.


Como el agua me disuelvo, todos mis huesos se dislocan; mi corazón es como cera que se derrite en mis entra as.


¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Se or, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.


Ahora, pues, no seáis fanfarrones, no sea que se refuercen vuestras cadenas, porque he escuchado la destrucción decretada por Yahveh Sebaot, contra toda la tierra.


Arrestado y sentenciado se lo llevaron, y de su destino, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos, por el pecado de su pueblo lo hirieron de muerte.


por eso ved que el Se or hace subir contra ellos las aguas del R o, poderosas y caudalosas, - al rey de Asiria y toda su gloria -, que subirán sobre sus cauces, desbordarán todas sus riberas,


¿Quién es ése que crece como el Nilo, cuyas aguas rugen como r os?


Subió sobre Babilonia el mar, por la masa de las olas está cubierta.


'Sus hijos se prepararán para la guerra y reunirán numerosas y fuertes tropas. Uno de ellos avanzará invadirá, atravesará y volverá a atacar la fortaleza.


Pondrá sus miras en apoderarse de todo su reino y hará un pacto con él. Le dará una hija por mujer para llevarlo a la ruina, pero el plan no le saldrá bien ni redundará en su favor.


Las fuerzas invasoras se hundirán ante él y serán destrozadas, lo mismo que el pr ncipe de una alianza.


'El rey actuará a su capricho, se henchirá de soberbia, se ensalzará por encima de todos los dioses y dirá cosas arrogantes contra el Dios de los dioses. Tendrá éxito hasta que la cólera llegue a su colmo, porque lo que está decretado se cumplirá.


Concertará una alianza con muchos durante una semana; y en la mitad de la semana suprimirá el sacrificio y la oblación. Pondrá sobre el ala del templo la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se desplome sobre el devastador.'


Y dijo Yahveh: 'Llámalo 'No - mi - pueblo', porque ni vosotros sois mi pueblo ni yo soy vuestro Dios'.


¿No temblará por esto la tierra, y no llorarán todos sus habitantes? Subirá toda ella como el Nilo, crecerá y menguará como el Nilo de Egipto.


Es el Se or, Yahveh Sebaot, quien toca la tierra, y ella vacila y todos sus habitantes lloran; crece toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto.


Extermina a sus adversarios, Kaf lanza a las tinieblas a sus enemigos.


'El reino de los cielos se parece a un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo.


Entonces el rey se enfureció y, enviando sus tropas, acabó con aquellos asesinos y les incendió la ciudad.


Mirad que vuestra casa se os quedará desierta.


Él les dijo: '¿No veis todo esto? Pues os aseguro que no quedará aqu piedra sobre piedra: todo será demolido'.


Y Jesús le contestó: '¿Ves esas grandes construcciones? Pues no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida'.


Pero, cuando oigáis fragores de batallas y noticias de guerras, no os alarméis. Eso tiene que suceder, pero todav a no es el fin.


El les contestó: 'El as, desde luego, ha de venir antes, para restablecerlo todo, pero ¿no está escrito acerca del Hijo del hombre que habrá de padecer mucho y ser menospreciado?


Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el plazo de los gentiles se cumpla.


'De todo esto que estáis viendo, llegarán d as en que no quedará piedra sobre piedra: todo será demolido'.


¿Acaso no era necesario que el Cristo padeciera esas cosas para entrar en su gloria?'.


y les dijo: 'As está escrito: que el Cristo ten a que padecer; que al tercer d a hab a de resucitar de entre los muertos,


Ya no hablaré mucho con vosotros, porque está al llegar el jefe del mundo. Contra m nada puede;


Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que en él llegáramos nosotros a ser justicia de Dios.


Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.


A esto habéis sido llamados. Porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.


Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.


Porque también Cristo murió de una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Entregado a la muerte según la carne, fue vivificado según el esp ritu,


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite