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Daniel 9:24 - Biblia Castilian 2003

24 Setenta semanas están decretadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa, para poner fin a la transgresión, para sellar el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la eterna justicia, para sellar la visión y al profeta, para ungir al santo de los santos.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 »Un período de setenta conjuntos de siete se ha decretado para tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a su rebelión, para terminar con su pecado, para obtener perdón por su culpa, para traer justicia eterna, para confirmar la visión profética y para ungir el Lugar Santísimo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Para tu pueblo y tu ciudad santa se han fijado setenta semanas, para que se termine el pecado, para expiar la ofensa, para que venga la justicia eterna, para que se cumpla la visión y la profecía, para ungir al Santo de los Santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la transgresión y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Setenta semanas están decretadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa, para poner fin a la transgresión, para sellar el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la eterna justicia, para sellar la visión y al profeta, para ungir al santo de los santos.

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Daniel 9:24
50 Referans Kwoze  

Los inmolaron los sacerdotes y derramaron la sangre sobre el altar, para expiar por los pecados de todo Israel, pues el rey hab a ordenado que el holocausto y el sacrificio de expiación fuera por todo Israel.


'Yo he establecido a este mi rey sobre Sión, mi monte santo'.


Tu trono, cual de Dios, es eterno, para siempre y tu cetro real es un cetro justiciero.


No flaqueará ni desmayará, hasta que imponga en la tierra equidad; las islas esperan su ense anza.


Alzad los ojos al cielo y mirad abajo a la tierra: que el cielo como humo se disipa, la tierra como vestido se desgasta, sus habitantes como moscas perecen; pero mi salvación estará por siempre y mi justicia no declinará.


Pues como a un vestido se los comerá la polilla, y como a la lana se los comerá la ti a; pero mi justicia por siempre estará, y mi salvación por los siglos de los siglos.


As dice Yahveh: 'Guardad el derecho y practicad la justicia, que mi salvación está próxima a llegar, y mi justicia a punto de revelarse'.


El esp ritu de Yahveh está sobre m, pues Yahveh me ha ungido. Para dar la buena nueva a los humildes me envió, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar a los cautivos libertad, a los prisioneros amnist a,


Tu castigo está cumplido, hija de Sión; Tau Yahveh no volverá a desterrarte. Castigará tu iniquidad, hija de Edom, pondrá tus pecados al desnudo.


'Hijo de hombre, entona una lamentación por el rey de Tiro y dile: as dice el Se or Yahveh: 'Tú eras sello de perfección, lleno de sabidur a y de perfecta belleza.


Yo te cuento los a os de su iniquidad por igual número de d as; as que durante trescientos noventa d as cargarás con la iniquidad de la casa de Israel.


Cuando los hayas terminado, te acostarás luego del lado derecho y cargarás con la iniquidad de la casa de Judá durante cuarenta d as: te cuento un d a por cada a o.'


'Contarás siete semanas de a os, es decir, siete veces siete a os, de modo que las siete semanas de a os sumarán cuarenta y nueve a os.


Moisés lo degolló, tomó un poco de sangre y la puso con el dedo sobre los cuernos del altar todo en derredor. Hecha la expiación del altar, vertió la sangre al pie del mismo y lo consagró para poder hacer sobre él la expiación.


Entonces él dijo: 'Éstos son los dos ungidos que están delante del Se or de toda la tierra'.


Cuantos fueron los d as que empleasteis en explorar el pa s, cuarenta d as, otros tantos serán los a os que cargaréis con el peso de vuestras iniquidades: cuarenta a os, un a o por d a. As experimentaréis lo que es apartarse de m.


Dará a luz un hijo, a quien le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados'.


Porque todos los profetas y la ley cumplieron su misión profética hasta Juan.


Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso sobre el alero del templo


'¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Yo sé bien quién eres: ¡el Santo de Dios!'.


El ángel le respondió: 'El Esp ritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Alt simo te envolverá en su sombra; por eso, el que nacerá será santo, será llamado Hijo de Dios.


que éstos son d as de venganza, en los que ha de cumplirse todo lo que está escrito.


El primero con quien luego se encuentra es su propio hermano Simón, a quien dice: 'Hemos encontrado al Mes as', que quiere decir 'Cristo'.


Porque aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios; pues no da el Esp ritu con cicater a.


Vosotros, pues, negasteis al santo y al justo y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,


Dijo, en efecto, Moisés: Un profeta como yo os suscitará Dios, el Se or, de entre vuestros hermanos; lo escucharéis en todo lo que os hable.


¿A qué esa agitación de las naciones y ese vano murmullo de los pueblos? Se han juntado los reyes de la tierra y los pr ncipes han conspirado contra el Se or y contra su Ungido.


Porque, si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, con mucha más razón, una vez reconciliados, seremos salvados por su vida.


De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabidur a, como también justicia, santificación y redención.


y ser hallado en él, no por retener una justicia m a - la que proviene de la ley -, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,


y por él reconciliar todas las cosas consigo, tras haber purificado por la sangre de su cruz tanto las cosas de sobre la tierra, como las que están en el cielo.


anuló la nota de nuestra deuda escrita en las ordenanzas, que os era desfavorable, y la arrancó de all, clavándola en la cruz.


As, con una sola ofrenda, ha perfeccionado para siempre a los consagrados.


De aqu que tuviera que ser asemejado en todo a sus hermanos, para llegar a ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en las relaciones con Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo.


Tal es también el sumo sacerdote que nos era conveniente: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.


pues, en tal caso, habr a tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. Pero, en realidad, ha sido ahora, al final de los tiempos, cuando se ha manifestado de una vez para siempre, a fin de abolir el pecado con su propio sacrificio.


Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han obtenido una fe tan preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo:


El que comete pecado del diablo es, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo.


Vi otro ángel que volaba por lo más alto del cielo. Ten a un evangelio eterno para anunciarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,


Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe: 'Esto dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir:


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