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Daniel 8:17 - Biblia Castilian 2003

17 Vino hacia m y, cuando se acercó, me sent atemorizado y ca rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Cuando Gabriel se acercó al lugar donde yo estaba, me aterroricé tanto que caí rostro en tierra. «Hijo de hombre —me dijo—, debes comprender que los sucesos que has visto en tu visión tienen que ver con el tiempo del fin».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Se dirigió entonces al sitio donde me encontraba, pero al acercárseme me asusté y caí con el rostro en tierra. Me dijo: 'Hijo de hombre, entiende que esta visión se refiere al tiempo del fin'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Por lo cual se acercó adonde yo estaba, y cuando vino quedé petrificado, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Vino hacia mí y, cuando se acercó, me sentí atemorizado y caí rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.

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Daniel 8:17
27 Referans Kwoze  

Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le habló, diciéndole:


Como la apariencia del arco iris que hay en las nubes un d a de lluvia, as era la apariencia del resplandor que hab a alrededor: tal era la apariencia de la figura de la imagen de Yahveh. Al verlo, ca de bruces y o la voz de uno que hablaba.


Me dijo: 'Hijo de hombre, ponte de pie, que voy a hablarte'.


Después me llevó por la puerta del norte, frente al templo. Miré y vi que la gloria de Yahveh llenaba el templo de Yahveh, y ca rostro en tierra.


'Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia las monta as de Israel y profetiza contra ellas.


y me dijo: 'Daniel, hombre apreciado, f jate en las palabras que voy a decirte y ponte de pie en el lugar en que estás, pues ahora he sido enviado a ti'. Mientras me dec a estas palabras, me puse de pie, temblando.


Entonces, uno que ten a apariencia humana tocó mis labios. Abr la boca, hablé y dije al que estaba delante de m: 'Se or m o, durante la visión sent grandes dolores y he quedado exhausto.


'Los dos reyes maquinarán en su corazón hacer da o el uno al otro y se hablarán falazmente sentados a la misma mesa; pero eso no tendrá éxito, porque aún hay un plazo hasta el tiempo prefijado.


'En el tiempo del fin le hará frente el rey del mediod a, y el rey del norte se lanzará contra él, como un torbellino, con carros, jinetes y numerosas naves; llegará al pa s y lo invadirá como una inundación.


Mas tú, vete y descansa. Al final de los d as te levantarás para recibir tu parte'.


'Pero tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos lo estudiarán y aumentarán su conocimiento.'


Entonces el rey Nabucodonosor, cayó rostro en tierra, se postró ante Daniel y mandó que le ofrecieran oblaciones y perfumes.


Me acerqué a uno de los que estaban all de pie y le rogué que me dijera la verdad acerca de todo aquello. Él me respondió y me interpretó aquellas cosas:


Mientras yo, Daniel, contemplaba la visión y trataba de comprenderla, vi, de pie, junto a m, a uno que ten a figura humana,


Después dijo: 'Mira, voy a darte a conocer lo que sucederá al final de la cólera, porque el fin está prefijado.


Yo, Daniel, ca desfallecido y estuve enfermo varios d as. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me hab a aturdido y no acaba de entenderla.


Al comenzar tus súplicas, se dio una orden y he venido a comunicártela, porque eres un hombre apreciado. Fija tu atención en esta orden y comprende la visión.


Concertará una alianza con muchos durante una semana; y en la mitad de la semana suprimirá el sacrificio y la oblación. Pondrá sobre el ala del templo la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se desplome sobre el devastador.'


Porque es una visión para un tiempo fijado, se acerca a su fin y no defraudará. Si tarda, espérala, pues vendrá sin falta y no fallará.


Y cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo.


Cuando lo vi, ca como muerto a sus pies. Él puso su diestra sobre m y me dijo: 'No temas. Yo soy el primero y el último


Yo, Juan, soy el que o a y ve a estas cosas. Después de ver y o r, me postré en adoración a los pies del ángel que me ense aba estas cosas.


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