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Daniel 6:14 - Biblia Castilian 2003

14 Respondió el monarca: 'Eso es lo decidido, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable'. Entonces ellos contestaron al rey en estos términos: 'Daniel, uno de los deportados de Judá, no hizo caso de ti, ¡oh rey!, ni de la prohibición que promulgaste, porque tres veces al d a hace su oración'.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Al oír esto, el rey se angustió mucho y procuró encontrar un modo de salvar a Daniel. Pasó el resto del día buscando una manera de librarlo de ese aprieto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Al oír esas palabras, el rey se molestó mucho; quería salvar a Daniel y hasta la puesta del sol, buscó en vano una solución.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel, y hasta la puesta del sol se esforzó por librarlo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Respondió el monarca: 'Eso es lo decidido, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable'. Entonces ellos contestaron al rey en estos términos: 'Daniel, uno de los deportados de Judá, no hizo caso de ti, ¡oh rey!, ni de la prohibición que promulgaste, porque tres veces al día hace su oración'.

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Daniel 6:14
10 Referans Kwoze  

De Neftal: mil jefes, y con ellos treinta y siete mil hombres, armados de escudo y de lanza.


Y dijo Amán al rey Asuero: 'Hay un pueblo disperso y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino cuyas leyes difieren de las de todos los demás pueblos y no cumple las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz.


Se encontraban entre ellos Daniel, Anan as, Misael y Azar as, que eran jud os.


Pues bien, hay algunos jud os, a quienes pusiste al frente de la administración de la provincia de Babilonia, concretamente Sidrac, Misac y Abdénago, que no han tenido en cuenta tu decreto, ¡oh rey!, no veneran a tu dios y no adoran la estatua de oro que has erigido'.


Furioso entonces Nabucodonosor, ordenó llamar a Sidrac, Misac y Abdénago, que fueron conducidos a la presencia del rey.


El rey se puso muy triste; pero, por los juramentos y los comensales, no se atrevió a faltarle a su palabra.


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