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Daniel 5:13 - Biblia Castilian 2003

13 Fue entonces llevado Daniel a la presencia del rey y el rey, tomando la palabra, le dijo a Daniel: '¿Eres tú Daniel, de los deportados de Judá, que el rey, mi padre, trajo de Judea?

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Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Entonces trajeron a Daniel delante del rey y el rey le preguntó: —¿Eres tú ese Daniel, uno de los cautivos traídos de Judá por mi antecesor, el rey Nabucodonosor?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Trajeron pues a Daniel a la presencia del rey. El rey tomó la palabra y le dijo: '¿Eres tú Daniel, uno de los desterrados que mi padre trasladó desde Judea?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Entonces Daniel fue conducido ante el rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Fue entonces llevado Daniel a la presencia del rey y el rey, tomando la palabra, le dijo a Daniel: '¿Eres tú Daniel, de los deportados de Judá, que el rey, mi padre, trajo de Judea?

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Daniel 5:13
20 Referans Kwoze  

Pero los que hab an vuelto de la cautividad lo hicieron as. El sacerdote Esdras eligió a unos cuantos hombres, jefes de familia, según sus casas paternas, todos ellos designados por sus nombres. El d a primero del mes décimo iniciaron las sesiones para examinar los casos.


Luego se mandó pregonar un bando por Judá y Jerusalén a todos los que hab an vuelto de la cautividad para que se reunieran en Jerusalén.


Cuando los enemigos de Judá y de Benjam n oyeron que los que hab an vuelto de la cautividad estaban construyendo el templo en honor de Yahveh, Dios de Israel,


Los israelitas - los sacerdotes, los levitas y los demás que hab an vuelto de la cautividad - celebraron con gran júbilo la dedicación de este templo de Dios.


En el a o tercero del reinado de Joaqu n, rey de Judá, vino a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió.


El Se or entregó en sus manos a Joaqu n, rey de Judá, y parte de los objetos de la casa de Dios. Los llevó a la tierra de Senaar, al templo de sus dioses, y puso los objetos en el tesoro del templo de sus dioses.


Daniel permaneció all hasta el a o primero de Ciro.


Se encontraban entre ellos Daniel, Anan as, Misael y Azar as, que eran jud os.


Arioc llevó entonces a Daniel rápidamente a la presencia del rey y le dijo: 'He hallado a un hombre entre los deportados de Judá que dará a conocer al rey la interpretación'.


Después, el rey encumbró a Daniel y le colmó de muchos y valiosos regalos. Lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.


Hay en tu reino un hombre que posee el esp ritu de la adivinación divina y ya en tiempo de tu padre se halló en él una luz, una perspicacia y una sabidur a semejantes a las de los dioses. Por eso el rey Nabucodonosor, tu padre, lo nombró jefe de los magos, de los adivinos, de los caldeos y de los astrólogos.


He o do decir que posees el esp ritu de la adivinación divina y que hay en ti luz, perspicacia y sabidur a extraordinarias.


¡Oh rey!, el Dios Alt simo dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.


Bajo los efectos de la bebida, mandó traer los vasos de oro y de plata que su padre Nabucodonosor hab a sacado del templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus magnates, sus mujeres y sus concubinas.


Fueron de inmediato al palacio del rey y le recordaron el edicto real: '¿No has firmado un edicto, según el cual, quien, por el espacio de treinta d as, hiciera alguna oración a quienquiera que sea, Dios u hombre, fuera de a ti, ¡oh rey!, ser a arrojado al foso de los leones?'.


En el a o tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de aquella que ya hab a tenido.


Yo, Daniel, ca desfallecido y estuve enfermo varios d as. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me hab a aturdido y no acaba de entenderla.


Después de esto, andaba Jesús por Galilea. No quer a andar por Judea, porque los jud os trataban de matarlo.


Dijéronle sus hermanos: 'Márchate de aqu y vete a Judea, para que también tus disc pulos vean las obras que tú haces;


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