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Daniel 3:24 - Biblia Castilian 2003

24 Se paseaban entre las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Se or.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 De pronto, Nabucodonosor, lleno de asombro, se puso de pie de un salto y exclamó a sus asesores: —¿No eran tres los hombres que atamos y arrojamos dentro del horno? —Sí, su majestad, así es —le contestaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 ¡Pues bien, caminaban en medio de las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor!

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó de repente, y preguntó a los de su consejo: ¿No fueron tres los varones que cayeron atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se paseaban entre las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Señor.

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Daniel 3:24
18 Referans Kwoze  

Hizo, pues, lo que es malo a los ojos de Yahveh, como los de la casa de Ajab, los cuales, después de la muerte de su padre, fueron sus consejeros, para perdición suya.


Desde luego, nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos y nos librará del horno de fuego ardiente y de tus manos, ¡oh rey!


mientras estos tres hombres, Sidrac, Misac y Abdénago, cayeron atados en medio del horno de fuego ardiente.


Azar as, puesto de pie en medio de las llamas, abrió sus labios y oró as:


'Te expulsarán de entre los hombres, y con las bestias del campo tendrás tu morada; de hierba, como los bueyes, te alimentarás y del roc o del cielo serás empapado; siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que sepas que el Alt simo domina sobre el reino de los hombres y lo da a quien le place.'


el rey dijo: '¿No es ésta la gran Babilonia que yo he construido para residencia real con el poder de mi fuerza y para gloria de mi majestad?'.


¡Oh rey!, el Dios Alt simo dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.


Entonces al rey se le mudó el color del rostro, sus pensamientos le aterraron, se le relajaron las articulaciones de las caderas y sus rodillas chocaban una contra otra.


Daniel contestó al rey: '¡Viva el rey eternamente!


As, pues, aquellos inspectores y sátrapas fueron precipitadamente al rey y le dijeron: '¡Viva el rey Dar o eternamente!


Llamó a la puerta del vest bulo, y se acercó a escuchar una muchacha llamada Rosa.


a medio d a, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a m y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol.


¿Crees, oh rey Agripa, en los profetas? Yo sé que crees'.


Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'.


Cuando vio Saúl que David sal a al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, general del ejército: '¿De quién es hijo este muchacho, Abner?'. Abner le respondió: '¡Por tu vida, oh rey, que no lo sé!'.


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