Daniel 10:8 - Biblia Castilian 2003

⁸ Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perd el vigor.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁸ Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁸ De modo que quedé allí solo para contemplar tan sorprendente visión. Las fuerzas me abandonaron, mi rostro se volvió mortalmente pálido y me sentí muy débil.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁸ Seguí contemplando solo esa gran visión. Estaba sin fuerzas, mi rostro había cambiado de color y perdí el control de todos mis sentidos.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁸ Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en abatimiento, y no tuve vigor alguno.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁸ Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perdí el vigor.

Daniel 10:8 Referans Kwoze

Génesis 32:31

Jacob dio a aquel lugar el nombre de Penuel, porque se dijo: 'He visto a Dios cara a cara, y no obstante ha quedado a salvo mi vida'.

Éxodo 3:3

Se dijo entonces Moisés: 'Voy a ir a ver esa cosa tan extra a: por qué no se consume la zarza'.

Daniel 10:16

Entonces, uno que ten a apariencia humana tocó mis labios. Abr la boca, hablé y dije al que estaba delante de m: 'Se or m o, durante la visión sent grandes dolores y he quedado exhausto.

Daniel 10:17

¿Cómo podr a, pues, este siervo de mi se or hablar a mi se or, si ya no tengo fuerza alguna y ni aun aliento me queda?'.

Daniel 7:28

Hasta aqu el relato. Yo, Daniel, quedé asustado de mis pensamientos, palidec y lo guardé todo en mi corazón.

Daniel 8:27

Yo, Daniel, ca desfallecido y estuve enfermo varios d as. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me hab a aturdido y no acaba de entenderla.

Daniel 8:7

Vi que se acercó al carnero enfurecido contra él. Le embistió y le rompió los dos cuernos sin que el carnero tuviera fuerza para resistirle, lo arrojó en tierra, lo pisoteó y no hubo nadie que librara al carnero de aquel ataque.

Habacuc 3:16

Lo he o do y se estremecen mis entra as, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el d a de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.

Mateo 17:6

Al o r esto los disc pulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto.

Marcos 9:6

Es que no sab a qué decir, porque estaban llenos de estupor.

Juan 16:32

Mirad: llega la hora - o mejor: ya ha llegado - en que seréis dispersados cada uno por su lado y me dejaréis solo; aunque no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

2 Corintios 12:7

o sea, a causa de tan grandes revelaciones. Por eso, para que no me arrastre la soberbia, se me clavó un aguijón en la carne: un enviado de Satanás, para que me abofetee, a fin de que no me envanezca.

Apocalipsis 1:17

Cuando lo vi, ca como muerto a sus pies. Él puso su diestra sobre m y me dijo: 'No temas. Yo soy el primero y el último