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Cantares 5:6 - Biblia Castilian 2003

6 Abr a mi amado; mas mi amado se hab a ido ya, se hab a marchado. Mi corazón salió tras el eco de sus pasos: le busqué y no le hallé.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Abrí yo a mi amado; Pero mi amado se había ido, había ya pasado; Y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Le abrí a mi amado, ¡pero él ya se había ido! Se me desplomó el corazón. Lo busqué pero no pude encontrarlo. Lo llamé pero no tuve respuesta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Abrí a mi amado, pero mi amado ya se había ido. ¡Se me fue el alma tras de él! Lo busqué y no lo hallé, lo llamé y no me respondió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Abrí a mi amado, Pero mi amado ya se había ido, Había pasado, Y mi alma salió tras su hablar. Lo busqué, pero no lo hallé, Lo llamé, pero no me respondió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Abrí a mi amado; mas mi amado se había ido ya, se había marchado. Mi corazón salió tras el eco de sus pasos: le busqué y no le hallé.

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Cantares 5:6
30 Referans Kwoze  

Dijo a sus hermanos: 'Me han devuelto mi dinero; aqu está, en mi saco'. Se quedaron sobrecogidos y, temblando, se dec an unos a otros: '¿Qué es lo que nos ha hecho Dios?'.


Pero el rey respondió: '¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Servia? Déjalo que me insulte. Porque si Yahveh le dice: 'Insulta a David', ¿quién podrá decirle: 'Por qué haces eso?''.


De David. A ti, Se or, yo clamo, no te estés, mi roca, mudo, no sea que si tú callas en mi caso, me iguale a los que descienden a la fosa.


Yo me digo, seguro: 'Jamás pereceré'.


que me estoy anegando en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; que me estoy sumergiendo en las aguas profundas, envuelto en las corrientes.


En d a de pesares busco yo al Se or: mi mano, por la noche, se tiende sin reposo y mi alma rehúsa consolarse.


Restáuranos, oh Dios: haz esplender tu rostro y seremos liberados.


Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán, pero no me encontrarán.


Yo dorm a, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado llama: '¡Ábreme, hermana, amada m a, mi paloma sin mancha; mi cabeza rezuma de roc o; mis bucles, de las gotas de la noche'.


Mi amado puso su mano en el resquicio, y mis entra as se estremecieron.


¿Adónde fue tu amado, tú, hermosa entre las mujeres? ¿A qué parte se tornó, que contigo lo busquemos?


Aquel d a dirás: 'Te alabo, Yahveh, pues aunque te hab as enojado contra m, se calmó ya tu ira y me has consolado.


¿Por qué, cuando vine, no hab a nadie; cuando llamé, nadie respondió? ¿Es demasiado corta mi mano para librar o no hay en m fuerza para salvar? Mirad: con mi amenaza seco el mar, convierto los r os en desierto; apestan sus peces por falta de agua y se mueren de sed.


Porque no por siempre reprendo, ni de continuo me enojo; pues ante m se consumir a el esp ritu y las almas que yo he creado.


A m me están buscando d a tras d a y desean conocer mis caminos, cual si fuera gente que practica la justicia y que no abandona el derecho de su Dios. Me piden decisiones justas y desean la cercan a de Dios:


Aguardaré a Yahveh, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y en él esperaré.


Aun cuando grito y pido auxilio, cierra el paso a mi oración.


Voy a volverme a mi lugar, hasta que exp en su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán ansiosamente.


Con sus ovejas y sus vacas irán en busca de Yahveh, pero no lo encontrarán: se apartó de ellos.


'Cuando les llamé, no escucharon. Por tanto, cuando ellos llamen, yo no los escucharé.


Se acordó entonces Pedro de aquello que Jesús le hab a dicho: 'Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces'. Y saliendo afuera, lloró amargamente.


En aquel momento cantó un gallo por segunda vez. Entonces recordó Pedro aquello que Jesús le hab a dicho: 'Antes que el gallo cante por segunda vez, tres veces me habrás negado tú'. Y rompió a llorar con grandes sollozos.


Yo, a los que amo, los reprendo y castigo. ¡An mate, pues, y conviértete!


Consultó Saúl a Yahveh, pero Yahveh no le dio respuesta, ni por sue os, ni por los urim, ni por los profetas.


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