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Cantares 1:7 - Biblia Castilian 2003

7 Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el reba o, dónde sestea al mediod a, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Dime, mi amor, ¿hacia dónde llevarás hoy tu rebaño? ¿Dónde harás descansar tus ovejas al mediodía? ¿Por qué tendría yo que vagar como una prostituta entre tus amigos y sus rebaños?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Dime, Amado de mi alma, ¿a dónde llevas a pastar tu rebaño, dónde lo llevas a descansar a mediodía, para que yo no ande como vagabunda detrás de los rebaños de tus compañeros?

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Hazme saber, oh tú, a quien ama mi alma: ¿Dónde pastoreas? ¿Dónde lo° haces descansar al mediodía? Entre los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el rebaño, dónde sestea al mediodía, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.

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Cantares 1:7
33 Referans Kwoze  

'Busco a mis hermanos - contestó él -. Ind came, por favor, dónde pastorean'.


Amo al Se or, pues él escucha la voz de mi lamento,


Del director. Del siervo de Yahveh, de David, que recitó ante Yahveh las palabras de este canto, el d a en que Yahveh le libró del poder de todos sus enemigos y de la mano de Saúl.


De David. A ti, Se or, yo clamo, no te estés, mi roca, mudo, no sea que si tú callas en mi caso, me iguale a los que descienden a la fosa.


Del director; con liras de Susa. De Asaf. Salmo.


Mi amado es m o y yo soy suya; del pastor de azucenas.


Como manzano entre los árboles silvestres, as mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, y comer de sus sabrosos frutos.


Mi amado es blanco y rubicundo: resalta entre millares.


Su boca es la dulzura y todo él deseable. Tal es mi amado, as es mi compa ero, muchachas de Jerusalén.


Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro: si encontráis a mi amado ¿qué le habéis de decir? Que estoy enferma de amor.


Mi amado descendió a su jard n, al arriate del bálsamo, a apacentar en los vergeles, a recoger los lirios.


Mi amado es m o y yo soy suya, del pastor de azucenas.


¡Oh tú, la que tienes tu morada en los jardines! Los amigos escuchan. ¡Hace sentir tu voz!


No será jamás habitada ni poblada de edad en edad; no acampará all el beduino ni alzarán su aprisco los pastores.


Con mi alma te ans o de noche, con mi esp ritu te busco en mi pecho; porque cuando lucen tus juicios en la tierra, aprenden justicia los habitantes del orbe.


Como un pastor apacienta su reba o Él con su brazo recoge los corderos, en su regazo los lleva y conduce las madres.


Voy a cantar a mi amado la canción de mi amigo a su vi a. Una vi a ten a mi amado en una fértil campi a.


As dice Yahveh Sebaot: 'En este lugar, que es una ruina, sin hombres y hasta sin animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo apriscos donde los pastores echan a sestear el reba o.


Él será la paz. Asur invadirá nuestro pa s, pisará nuestro suelo; pero levantaremos contra él siete pastores y ocho pr ncipes del pueblo,


El que ama a su padre o a su madre más que a m, no es digno de m; y el que ama a su hijo o a su hija más que a m, no es digno de m;


'Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


Por tercera vez le pregunta: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'. Pedro sintió pena cuando Jesús le dijo por tercera vez '¿me quieres?' y le respondió: 'Se or, tú lo sabes todo, tú conoces bien que te quiero'. D cele Jesús: 'Apacienta mis ovejas.


Sin haberlo visto, lo amáis; y sin verlo por ahora, pero creyendo en él, experimentáis un gozo inefable y glorioso


Lo de preciosa se refiere a vosotros, los creyentes; mas por los no creyentes: La piedra que rechazaron los constructores, se ha tornado en remate de esquina,


De nosotros salieron, pero no eran de nosotros. Si hubieran sido de nosotros se habr an quedado con nosotros. Sin embargo, con esto se ha puesto en claro que no todos son de los nuestros.


Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y a manantiales de aguas vivas les conducirá. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos'.


A adió entonces Rut, la moabita: 'Además me dijo: 'Sigue con mis criadas hasta que se haya terminado toda la siega de lo m o''.


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