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Apocalipsis 20:11 - Biblia Castilian 2003

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Huyeron de su presencia la tierra y el cielo, y no se les volvió a ver en ningún lugar.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Luego vi un trono grande y espléndido y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo sin que quedaran huellas de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Huyeron de su presencia la tierra y el cielo, y no se les volvió a ver en ningún lugar.

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Apocalipsis 20:11
27 Referans Kwoze  

Lejos de ti tal cosa. Lejos de ti hacer morir al justo con el pecador, y que tenga el justo el mismo trato que el imp o. ¿No hará justicia el juez de toda la tierra?'.


Sacude la tierra de su sitio, haciendo vacilar sus columnas.


tú fundaste la tierra en los comienzos y los cielos son la obra de tus manos.


De la tierra entera él es el rey, cantadle con destreza.


Tienes brazo con denuedo de guerrero, tu mano es esforzada, tu diestra se levanta.


Nubes y bruma lo circundan, justicia y rectitud basan su trono.


El a o de la muerte del rey Oz as, vi al Se or sentado en un trono alto y elevado. Las orlas de su vestido llenaban el templo.


Entonces se desmenuzaron también el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro, y quedaron como tamo de las eras en verano. El viento se los llevó sin dejar rastro alguno; mas la piedra que chocó contra la estatua se convirtió en una gran monta a que llenó toda la tierra.


Un r o de fuego corr a, flu a delante de él. Miles de millares le serv an, mir adas de mir adas le obedec an. Se sentó el tribunal y se abrieron los libros.


Por eso, os digo: en el d a del juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.


Pero, por tu dureza y tu impenitente corazón, estás acumulando ira para el d a de la ira, cuando se revele el justo juicio de Dios,


Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el d a del juicio y de la destrucción de los imp os.


Pero no prevaleció ni hubo lugar para ellos en el cielo.


Huyeron todas las islas, los montes desaparecieron


Vi entonces el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama 'fiel y veraz', porque juzga y hace guerra según justicia.


Se apoderó del dragón, de la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil a os.


Vi luego cielo nuevo y tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existe ya.


El que estaba sentado en el trono dijo: 'Mirad, todo lo hago nuevo'. Y a adió: 'Escribe; porque éstas son las palabras fidedignas y verdaderas'.


Al punto fui arrebatado en esp ritu. Y vi un trono colocado en el cielo y sobre el trono, a uno sentado.


Y el cielo fue retirado como rollo que se enrolla, y todo monte e isla fueron dislocados de su lugar.


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