Hab a all un profeta de Yahveh, llamado Oded, que salió al encuentro del ejército que regresaba a Samar a y les dijo: 'Llevado de su cólera contra Judá, Yahveh, el Dios de vuestros padres, os los ha entregado en vuestras manos, y vosotros los habéis asesinado con un furor que ha llegado hasta el cielo.
y dije: '¡Dios m o! Me siento avergonzado y confuso al levantar, oh Dios m o, mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta por encima de nuestras cabezas, y nuestro pecado ha crecido hasta el cielo.
La gran ciudad se partió en tres y las ciudades de los gentiles se derrumbaron. Dios se acordó de Babilonia, la grande, para darle a beber la copa del vino de su terrible ira.