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Apocalipsis 13:16 - Biblia Castilian 2003

16 Ordena que a todos, peque os y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Además exigió que a todos —pequeños y grandes; ricos y pobres; libres y esclavos— se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Hace, pues, que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se pongan una marca en la mano derecha o en la frente;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y hace que a todos, a pequeños y grandes, a ricos y pobres, a libres y esclavos, les pongan una marca en su mano derecha o en su frente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Ordena que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente

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Apocalipsis 13:16
26 Referans Kwoze  

de modo que quienquiera que no buscase a Yahveh, Dios de Israel, hab a de morir, fuese peque o o grande, hombre o mujer.


Él no tiene acepción de los pr ncipes ni distingue al rico del pobre, porque todos son obra de sus manos.


bendecirá a los fieles del Se or, lo mismo a los peque os que a los grandes.


O d esto, pueblos todos, escuchad, habitantes de la tierra,


Será para ti como una se al en tu mano y como un recordatorio ante tus ojos, a fin de que la ley de Yahveh esté siempre en tu boca, pues con mano fuerte te sacó Yahveh de Egipto.


Y Yahveh le dijo: 'Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y traza una cruz en las frentes de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que en ella se cometen'.


Entonces le dirán: '¿Pues, qué son esas heridas que hay en tus brazos?'. Y él responderá: 'Me las hicieron en casa de unos amigos'.


pero, gracias a la ayuda que recib de Dios, me he mantenido firme hasta el d a de hoy dando testimonio a peque os y grandes, sin decir otra cosa distinta de lo que predijeron los profetas y Moisés que hab a de suceder:


Pues todos nosotros, jud os y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un solo Esp ritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber un solo Esp ritu.


Ya no hay jud o ni griego; ya no hay esclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.


De aqu en adelante que nadie me moleste, pues yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.


sabiendo que cada cual, sea esclavo o libre, será recompensado por el Se or conforme al bien que hiciere.


Poned, pues, estas palabras m as en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como se al en vuestra mano y serán como un signo entre vuestros ojos.


Las atarás como se al en tu mano y serán como un signo entre tus ojos.


donde no hay ya griego ni jud o; circuncisión ni incircuncisión; bárbaro, escrita, esclavo, libre; sino que Cristo es todo en todos.


De la misma manera que Yanes y Yambres se opusieron a Moisés, estos tales se oponen también a la verdad: hombres de inteligencia pervertida, reprobados en materia de fe.


Las naciones se hab an airado, mas llegó tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, de dar la recompensa a tus siervos, los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los peque os y a los grandes, y de destruir a los que destru an la tierra'.


Vi como un mar transparente, mezclado de fuego. Los vencedores de la bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de pie sobre el mar transparente, con c taras de Dios,


para devorar carne de reyes y carne de capitanes, carne de poderosos y carnes de caballos y de jinetes, carnes de todos los hombres, libres y esclavos, peque os y grandes'.


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.


Y salió del trono una voz que dec a: 'Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, los que le teméis, peque os y grandes'.


Vi a los muertos, grandes y peque os, de pie delante del trono, y se abrieron los libros. Se abrió otro libro, que es el de la vida. Se juzgó a los muertos de acuerdo con lo que estaba escrito en los libros, según sus obras.


Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que hab an sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no hab an adorado la bestia ni su imagen, ni hab an recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil a os.


Los reyes de la tierra y los magnates, los jefes militares y los ricos y poderosos, y todos, esclavos y libres, se ocultaron en las cavernas y en los riscos de los montes.


diciendo: 'No da éis ni a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que no hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios'.


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