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Apocalipsis 12:1 - Biblia Castilian 2003

1 Apareció una gran se al en el cielo: una mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces fui testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi a una mujer vestida del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Una gran señal fue vista° en el cielo: una mujer° vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

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Apocalipsis 12:1
35 Referans Kwoze  

Sin embargo, cuando los jefes de Babilonia le enviaron embajadores para informarse del prodigio que hab a acaecido en el pa s, Dios lo abandonó para probarlo y hacer patente todo lo que hab a en su corazón.


Tú, Se or y mi Dios, eres muy grande, majestad y esplendor son tus vestidos.


En tus atrios un d a vale mil: yo prefiero estar en la puerta de la casa del Se or, que habitar en las tiendas del imp o.


¿Quién es aquélla que se alza como la aurora, hermosa como la luna, brillante como el sol, terrible como ejército formado bajo las banderas?


Con inmenso gozo me gozaré en Yahveh; exulta mi alma en mi Dios, pues me vistió con ropas de salvación, con manto de justicia me cubrió, como el novio se coloca la corona y como la novia se adorna con sus joyas.


Corona gloriosa serás en la mano de Yahveh, diadema real en la palma de tu Dios.


Aquel d a, Yahveh, su Dios, los librará como a reba o de su pueblo; como piedras de diadema fulgirán en su tierra.


Entonces se dirigieron a él algunos escribas y fariseos con estas palabras: 'Maestro, quisiéramos ver alguna se al tuya'.


Entonces aparecerá en el cielo la se al del Hijo del hombre, se golpearán el pecho todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad.


las estrellas irán cayendo del cielo, y el mundo de los astros se desquiciará.


habrá grandes terremotos, pestes y hambres en diversos lugares; se darán fenómenos aterradores y grandes se ales en el cielo.


Habrá se ales en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones serán presa de angustia por los bramidos del mar y el estruendo de las olas


Es el novio el que tiene a la novia; pero el amigo del novio, que está con él y lo oye, se llena de alegr a al o r su voz. Pues bien, esta alegr a m a se ha cumplido ya.


Haré prodigios arriba en el cielo, y se ales abajo en la tierra: sangre y fuego y vapor de humo;


Al contrario, revest os del Se or Jesucristo y no pongáis vuestro afán en la satisfacción de los deseos de la carne.


justicia de Dios que, por medio de la fe en Jesucristo, llega a todos los que creen - sin ninguna diferencia,


Estoy celoso de vosotros con celo de Dios, porque os desposé con un solo marido para presentaros, como virgen pura, a Cristo.


Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo.


Pero la Jerusalén de arriba es libre; y ésta es nuestra madre.


Pero, en cuanto a m, ¡l breme Dios de gloriarme en otra cosa que no sea la cruz de nuestro Se or Jesucristo, mediante la cual el mundo fue crucificado para m y yo para el mundo!


Gran misterio es éste, quiero decir, el de Cristo y la Iglesia.


En cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto a mi diestra y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias; y los siete candelabros son las siete Iglesias'.


Se abrió el santuario de Dios que está en el cielo y apareció el arca de su alianza en su santuario. Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y una gran granizada.


Y apareció otra se al en el cielo: un gran dragón de un rojo encendido, que ten a siete cabezas y diez cuernos y, sobre sus cabezas, siete diademas.


Y vi otra se al grande y maravillosa en el cielo: siete ángeles que ten an siete plagas, las últimas, porque con ellas se consumará la ira de Dios.


La muralla de la ciudad se asentaba sobre doce bases; y sobre ellas, doce nombres, los de los doce apóstoles del Cordero.


La ciudad no necesita del sol ni de la luna para que la iluminen, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero.


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