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Apocalipsis 11:19 - Biblia Castilian 2003

19 Se abrió el santuario de Dios que está en el cielo y apareció el arca de su alianza en su santuario. Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y una gran granizada.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Entonces se abrió el Santuario de Dios en el Cielo y pudo verse el arca de la Alianza de Dios dentro del Santuario. Se produjeron relámpagos, fragor y truenos, un terremoto y una fuerte granizada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Y el santuario de Dios en el cielo se abrió, y en su santuario fue vista el arca de su pacto, y hubo relámpagos, y voces, y truenos, y un terremoto,° y grande granizo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Se abrió el santuario de Dios que está en el cielo y apareció el arca de su alianza en su santuario. Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y una gran granizada.

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Apocalipsis 11:19
33 Referans Kwoze  

En lugar de la lluvia dio granizo y sobre el pa s, llamas de fuego;


De las tinieblas hace su escondrijo, de las aguas opacas y las nubes espesas el pabellón que le cobija.


¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Se or, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.


por Yahveh Sebaot serás visitada con trueno y terremoto, con enorme estruendo, con tormenta, tempestad y llama de fuego devorador. (5ab) Será como polvo menudo la horda de tus orgullosos, como tamo que pasa la horda de los poderosos.


Yahveh hará o r la majestad de su voz, y él hará ver el desplome de su brazo con furia de ira y llama de fuego devorador, chubasco y aguacero y piedra de granizo.


El bosque será talado, y la ciudad devastada.


di a esos revocadores con barro que caerá. Vendrá una lluvia torrencial, haré que caigan piedras de granizo y que se desencadene un viento tempestuoso.


'Por eso, as dice el Se or Yahveh: 'Desencadenaré en mi furor un viento tempestuoso; por causa de mi ira vendrá una lluvia torrencial, y caerán piedras de granizo por mi furia destructora.


Entablaré un juicio con él por medio de la peste y de la sangre, y haré llover sobre él, sobre sus hordas y sobre los pueblos numerosos que están con él, una tromba torrencial: granizo, fuego y azufre.


Partieron, pues, de la monta a de Yahveh y caminaron tres d as. El arca de la alianza de Yahveh iba delante de ellos durante esos tres d as de marcha, buscándoles dónde acampar.


Cuando Aarón y sus hijos hayan acabado de cubrir los objetos sagrados y todos los utensilios, llegado el momento de levantar el campamento, se acercarán los queatitas para transportarlo todo, pero no tocarán las cosas sagradas, porque morir an. Éstos son los deberes de los queatitas en la tienda del encuentro.


Cuando tenga que levantarse el campamento, se acercarán Aarón y sus hijos, descolgarán el velo de protección y cubrirán con él el arca del testimonio.


Cuando hu an ante Israel por la pendiente de Bet Jorón, lanzó Yahveh desde el cielo sobre ellos una gran granizada hasta Azecá. Y fueron muchos más los que murieron por la granizada que los que mataron a espada los israelitas.


En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo.


Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'.


Apareció una gran se al en el cielo: una mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.


O una gran voz procedente del santuario que dec a a los siete ángeles: 'Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios'.


Hubo relámpagos, voces y truenos y sobrevino un violento terremoto, cual no lo hubo desde que existe el hombre sobre la tierra, tal fue su violencia.


y una enorme granizada, como de talentos, cae del cielo sobre los hombres. Los hombres entonces blasfemaron de Dios por la plaga de la granizada, porque la plaga fue realmente terror fica.


Vi entonces el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama 'fiel y veraz', porque juzga y hace guerra según justicia.


Después de esto, miré y vi una puerta abierta en el cielo. Y aquella voz primera, como de trompeta, que hab a hablado conmigo, dec a: 'Sube acá y te mostraré lo que ha de suceder después'.


Del trono salen relámpagos y voces y truenos. Ante el trono están ardiendo siete antorchas de fuego, que son los siete esp ritus de Dios.


Por eso están ante el trono de Dios y le dan culto d a y noche en su santuario, y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.


Tomó el ángel el incensario, lo llenó de ascuas del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos y voces y relámpagos y terremoto.


Tocó el primero. Hubo granizada y fuego mezclado con sangre, que fueron arrojados sobre la tierra y quedó abrasada la tercera parte de la tierra; abrasada la tercera parte de los árboles, abrasada toda la hierba verde.


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