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Amós 2:9 - Biblia Castilian 2003

9 Y esto, a pesar de que yo exterminé al amorreo ante ellos, tan alto como los cedros tan recio como los robles; yo destru su fruto por arriba y sus ra ces por abajo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Pero ante los ojos de mi pueblo destruí a los amorreos, aunque eran tan altos como cedros y tan fuertes como robles. Destruí el fruto de sus ramas y arranqué sus raíces.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Yo, también, los saqué a ustedes de Egipto y los conduje por el desierto durante cuarenta años, para que tomaran posesión del territorio amorreo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Yo, que destruí ante ellos al amorreo, Cuya altura era como la de los cedros, Y cuya fortaleza como la del roble, Y aún así destruí su fruto por arriba y sus raíces por debajo;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Y esto, a pesar de que yo exterminé al amorreo ante ellos, tan alto como los cedros tan recio como los robles; yo destruí su fruto por arriba y sus raíces por abajo.

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Amós 2:9
27 Referans Kwoze  

A la cuarta generación regresarán acá, porque hasta entonces no se habrá colmado la iniquidad de los amorreos'.


y a los jebuseos, los amorreos, los guirgaseos,


Por debajo se secan sus ra ces, por arriba se marchita su follaje.


He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y subirlo de ese pa s a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizeos, los jiveos y los jebuseos.


Cumple, pues, lo que te ordeno hoy. Arrojaré de delante de ti a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los perizeos, a los jiveos y a los jebuseos.


Mirad al Se or, Yahveh Sebaot, que desgaja con fuerza terrible el ramaje: las puntas más altas están ya taladas, las más elevadas, derribadas.


Por eso, cual la lengua de fuego devora el rastrojo y el heno se consume en la llama, su ra z se convertirá en podredumbre y su flor subirá como el polvo. Pues despreciaron la ley de Yahveh Sebaot, desde aron la palabra del Santo de Israel.


Di: 'As dice el Se or Yahveh: ¿prosperará? ¿No arrancará sus ra ces el águila? ¿No se arrugará su fruto y se secará?'. Se secarán todos sus renuevos; no hará falta un brazo fuerte ni un pueblo numeroso para arrancarla de ra z.


La cólera de Yahveh se encendió contra Israel y los hizo caminar errantes por el desierto durante cuarenta a os, hasta que desapareció totalmente la generación que hab a obrado mal a los ojos de Yahveh.


¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón al decir: es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo; hemos visto también all descendientes de los anaquitas'.


Og, rey de Basán, era el único superviviente de los refa tas. Su cama, que todav a puede verse en Rabá de los amonitas, era de hierro, y med a nueve codos de largo y cuatro de ancho, en codos normales.


El d a en que Yahveh entregó a los amorreos en poder de los israelitas, aquel d a Josué habló a Yahveh diciendo en presencia de Israel: '¡Deténte, Sol, en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ayalón!'.


Y a adió: 'En esto reconoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que arrojará de delante de vosotros a los cananeos, los hititas, los jiveos, los perizeos, los guirgaseos, los amorreos y los jebuseos.


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